Ni siquiera sé cómo pasó.
Supongo que las cosas realmente buenas, las que cambian algo en tu interior no se planean nunca. No necesitan vestidos sexys ni cenas caras.
Bueno, intentaré centrarme, aunque aún me tiembla todo el cuerpo y siento la piel hipersensible como cuando tomas demasiado el sol pero no llegas a quemarte, Dios! Es una sensación genial! Me gustaría asomarme a la ventana y gritarlo a los cuatro vientos!
Dani llegó a las nueve de la noche con una tarta y la ceja rota.
Parecía entusiasmado con sus planes.
- El viernes tengo una pelea muy importante, no pensaba aceptar pero pagan mucho y lo necesitamos. Voy a ganar y con ese dinero nos vamos a ir una temporada de la ciudad.
- Como?- Coco se pone de pie dejando caer su trozo de tarta al suelo- a donde? Porqué?
- Porqué? Porque Cristina no puede pasarse un mes aquí encerrada y no podemos dejarla sola, eso me dijiste tu cuando la trajiste con nosotros.
- Si, ya...ahora eres una hermanita de la caridad, ya sé yo por qué quieres llevártela. Lo que no sé es que pinto yo.
- Vete a la mierda, Coco! Ahora me vienes con celos? Qué tienes, 5 años?
- Estás cagándola, hermano y te vas a arrepentir.
- Porqué? Dime que podemos hacer!
- No lo sé. Tu no dices nada?- me pregunta de repente a mi.
- Si, Dani si no ibas a aceptar la pelea y te van a pagar mucho es por algo... No quiero que te arriesgues por mi, no podría soportar que te pasara algo por mi, a ninguno de vosotros. Ya se me ocurrirá algo, de acuerdo? No nos precipitemos.
No volvemos a hablar en toda la noche. Nos acostamos en silencio.
No pego ojo, me escondo en el baño para escribirles una nota de despedida. Me gustaría decirle la verdad a Dani en ella, que estoy loca por él, que no sé cómo seguiré con mi vida sin verle, sin escuchar su voz.
Pero no le pongo nada de eso, solo lo haría más difícil.
Al amanecer me escaqueo en silencio de la habitación con mi mochila y una presión insoportable en el pecho.
Camino sin rumbo, con las lágrimas cegándome.
No hay apenas movimiento por la calle, camino con la cabeza agachada mirando al suelo.
Voy tan ensimismada en mi sufrimiento que ni siquiera escucho unos pasos a mi espalda, antes de que pueda reaccionar mi asaltante me arrastra hasta un callejón.
- Donde vas, maldita loca?- es Dani parece furioso y las ojeras hacen mas profundos sus ojos verdes, no soy la única que no ha pegado ojo.
- Me marcho, no puedo poneros en peligro.
- Qué peligro ni que cojones?- gruñe agarrándome con fuerza la cara obligándome a que le mire a los ojos- estaré peor sin saber donde estás o si te pasa algo, entiendes?
- Soy mayorcita... Sé lo que me hago.
- No sabes una mierda, vamos.
- He dicho que no!! - grito, intento librarme de él pero es imposible, es mucho mas fuerte que yo.
No discute más conmigo, me arrastra por la calle, me resisto pero es inútil, mis pies casi no tocan el suelo.
Al principio creo que me lleva a la pensión pero me doy cuenta de que estamos mucho mas cerca de nuestra antigua casa okupa.
Subimos por las escaleras destartaladas a oscuras, aún conserva la llave, para mi sorpresa nadie ha reventado la cerradura y ocupado nuestro lugar.
Me empuja dentro y cierra la puerta.
- No puedes irte porque te violaran la primera noche, puede que desaparezcas para siempre... Prefiero no pensar en lo que les pasa a las chicas que desaparecen...
- Ese es mi problema, Dani, he espabilado mucho, sé cuidarme.
- No, no sabes y no es tu problema...es el mío, sabes porqué?
Antes de darme tiempo a contestar me tapa la boca con la suya y dejan de ser necesarias las palabras.
Me besa con tanta desesperación que me hace daño pero no me importa, yo también estoy fuera de control, le tiro del pelo para acercarlo más a mi, para profundizar el beso.
Ummmm se me escapa un gemido y a él una risa gutural, intento quitarle la sudadera, entonces me separa de él y me mira a los ojos;
- Estás segura?
- Puedes jurarlo.
Se la quita él y con ella se va la camiseta, ahí está ante mi, su precioso torso, delgado pero fibroso, está mas musculoso desde que pelea y come mejor. Por eso me lanzo sobre él como si fuera mi plato favorito.
Le muerdo el cuello, bajo por su pecho, lamiendo, mordiendo, hasta que llego al botón de su vaquero y lo desabrocho sin pensármelo. Deja escapar un gemido y me obliga a incorporarme, esta vez soy yo la que gruñe a modo de protesta por verme separada de su piel tan repentinamente.
Me besa de nuevo para callarme y sin saber como estoy colgada de él, con mis piernas rodeando su cintura.
Entonces me arranca la sudadera y la camiseta, antes de que pueda sentir vergüenza de mi viejo sujetador de algodón veo un deseo tan profundo en sus ojos que desaparecen todas mis inseguridades.
Me lame, me muerde y me besa el cuello, el escote, baja lentamente el sujetador y atrapa unos de mis pezones en su boca, se me escapa un pequeño grito no sé de donde, nunca había sentido algo así, jamas había dejado que un chico me tocara así.
El calor de su boca en mi pecho, en mis pechos me va a volver loca.
Un calor liquido me recorre hasta el centro de mi cuerpo y me restriego de forma inconsciente a él buscando alivio, Oh Dios, murmuro y me lleva hasta el viejo colchón que aún sigue en el suelo.
Se coloca sobre mi y subo las caderas buscando intensificar la fricción de nuestros cuerpos. Esta tan excitado que puedo notarlo a traves de nuestros vaqueros sin necesidad de mirar o de tocar.
Aún así le toco, solo había tocado así a Roberto y la verdad es que Dani es mucho más impresionante. Me quita la mano, sujeta mis dos manos por encima de mi cabeza.
- Lo siento- murmura.
- El que? Qué pasa?
- Este sitio, este colchón, es asqueroso, te mereces algo mejor.
- Ahora mismo no se me ocurre un sitio mejor... Dani, por favor... quitate los putos pantalones.
- Esa boquita!- ríe.
- A lo mejor no soy tan buena chica como crees- ronroneo subiendo las caderas de nuevo.
- Creeme eres mucho mejor de lo que creía- sonríe y se incorpora para quitarme de un tirón vaqueros y bragas.
ESTÁS LEYENDO
Te encontré en el infierno.
RomanceSiempre pensé que mi vida era perfecta. Tenía todo lo que el dinero podía comprar y creía que en ello residía la felicidad. Estaba encantada siendo la niña mimada de papá, como si eso me hiciera invulnerable. No sabia lo equivocada que estaba y me...