24 de septiembre de 1995. La brisa corría por todo el muelle de Brighton, Inglaterra. El ligero sonido de la gente caminando y hablando, se mezclaban con la música de las diferentes atracciones. Era un Domingo tranquilo para pasear por el muelle. La familia se encontraba de vacaciones en la hermosa Inglaterra, concretamente en Londres.
Una pequeña niña de ojos grandes azulados con cabello castaño y tez tostada, andaba agarrada de la mano derecha de su madre mientras observaba curiosa e intrigada todo a su alrededor. Las atracciones y luces de colores provocaban que mirase cada detalle asombrada y curiosa por todas aquellas tonalidades tan brillantes.
Hasta que un globo con forma de la cabeza del famoso ratón llamado Mickey Mouse, apareció en su visión llamando totalmente su atención. Éste, estaba enredado en una de las farolas negras, con un tono verdecido, del muelle. Sus grandes orejas negras y gran sonrisa dibujadas en el globo provocó que la niña con vestido azul claro se soltase del ligero agarre de su madre, quedándose quieta en el lugar observando con curiosidad aquel objeto flotante.
Cuando volvió en sí, la niña miró a todos lados, pero las personas que caminaban a su alrededor le impedían encontrar a sus padres. Desde su perspectiva todos eran altos y enormes, como si de gigantes se tratasen, mientras que ella simplemente era una niña pequeña de tan solo tres años asustada.
El rápido latido de su diminuto corazón se mezclaba con el temor de no encontrar ninguna cara conocida entre tanta multitud. Entre llantos y balbuceos, intentaba llamar con desespero a su madre. Pero con el jaleo del lugar, nadie le prestaba atención. Hasta que un hombre con una gran barba, rubio y ojos azules paró en frente de ella.
Iba vestido con un jersey de tirantes blancos y pantalón playero marrón, se agachó en frente suya colocándose de cuclillas. Ofreciéndole una paleta de fresa y nata. La niña, con temor, alzó su diminuta mano agarrando dicho caramelo. Para acabar siendo cogía en brazos por el señor.
-Calma pequeña. Papá ya está aquí. No llores. -
Pero aquél señor tan amable, no era quien decía ser...
¿Quién sospecharía de un padre que intenta calmar el llanto de su pequeña entre sus brazos?
Ese hombre la retuvo en un sótano a oscuras durante varias horas, en una casa alejada de la civilización en mitad de un bosque. Estuvo allí hasta que éste hizo acto de presencia, pero no iba solo. A su lado iba otro señor algo más bajito que él, con la piel morena y ojos claros grisáceos. Agarraron a la niña con fuerza para inyectarle una droga que la dejaría medio dormida y así poder quemar sus dedos.
La sacaron del país realizándole un pasaporte falso, por ese motivo decidieron borrar sus huellas para que no la reconocieran. Vendada y adormilada, una familia de cuatro niños pequeños y dos adultos, la llevaron a Tailandia. Casi un día entero pasaron en el avión. A base de cuidados y mimos calmaban a la pequeña.
Había pasado varios años desde que ocurrió aquello. Ella vivía con dos cuidadores que la trataban como si fuera su hija. No le nombraban, solo se dedicaban a enseñarle lo que debía hacer por ellos sin oponerse. Si lo hacía mal, la encerraban en su habitación varios días sin comida y sin poder salir al exterior. Creció entre cuatros paredes junto a otros niños de diferentes edades. No permitían que se dirigiera a nadie que no fuera ordenado por ellos, ni expresar malestar o queja alguna. Por cada buena acción daban pequeños premios, como comida o dormir una semana entera en una cama decente. Para así animarles a que siguieran por ese camino de buena conducta.
Todos sus dedos estaban llenos de cicatrices mal curadas por las quemaduras que le hicieron de pequeña. Por ello mismo, siempre llevaba guantes para esconder dichas heridas que le recordará, quiera o no, su pasado. Haciéndola insegura de sí misma en algunas ocasiones.
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JADE ONTVOERD - SECUESTRADA
RandomDe pequeña fue separada de sus padres durante sus primeras vacaciones, secuestrada por una organización dedicada a la trata de personas. La llevaron a otro país, donde le enseñaron durante muchos años a cómo debía comportarse a cambio de premios. Cr...