Te sentaste de mala gana en el comedor y observaste a tu madre de espaldas, quien estaba preparando la comida con toda la calma del mundo.
— Buenas... ¿TARDES?
Tu cabeza se hizo para atrás cuando uno de los cojines impactó con fuerza en tu nuca, giraste furiosa para observar a tu hermano con una sonrisa.
— ¿Qué te pasa imbecil? — te quejaste cuando Baji removió tu cabello como si fueras un perro.
— Son tardes — Baji se acercó a su madre y depositó un pequeño beso en su mejilla — Tienes que levantarte más temprano.
— Es sábado Keisuke... — abriste tu boca para bostezar y llevaste tu mano a ella para ocultar aquel gesto — ¿Hoy si vas a llevarme a la reunión?
— No.
— ¿Hah? — frunciste el ceño mientras observabas como tu hermano mayor se servía jugo — ¿Por qué no?
— He llegado a la conclusión que sólo quieres ir para ver a mis amigos.
Casi te atragantas con tu saliva al escuchar eso, pudiste escuchar reír a tu madre y Baji solo chasqueo su lengua, habías sido demasiada obvia ante tu reacción a las palabras de tu hermano.
— Eso no es cierto — te pusiste recta en la silla y te cruzaste de piernas algo nerviosa — Tú eres el que quiere ver a mis amigas.
— Si quisiera verlas, hubiera ido por mis propios medios y no por reuniones.
Guardaste silencio al no tener otra cosa que decirle a Baji, este sonrió al darse cuenta que había ganado la discusión. Soltó una pequeña risa y se sentó frente a ti mientras digería el jugo que se había servido minutos atrás.
— Llévala aunque sea un rato — tu madre volteo a verlos, Baji casi se ahoga con el jugo — ¿Acaso es hereditario que siempre se estén ahogando?
— ¿Por qué tengo que llevarla? — Baji giró su cuerpo para observar a su madre — Solo quiere ir porque le gustan mis amigos.
— No me gustan tus amigos, me gusta uno.
— ¿Hah? — comenzaste a silbar haciéndote la tonta, Baji frunció el ceño y negó su cabeza — No pienso llevarla.
— Los quiero de regreso temprano — tu madre acaricio el cabello de tu hermano y el solo rodó sus ojos, sabía que no podía a ponerse pelear con ella y que al final tendría que llevarte — Nada de coqueteos.
Negaste tu cabeza y cuando tu madre volvió a girarse, le sacaste la lengua a Baji. Este chasqueó la lengua y pateo tu pierna con fuerza, haciendo que abrieras la boca quejándote por el dolor.
Pero a pesar de eso, se te había subido el ego, ya que tú habías ganado. Y podías verlo a él.
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