last day

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10 de Septiembre

No sé desde cuando el cansancio me empezó a atormentar. ¿Cansado? Sí, de muchas cosas.

Creo que todo comenzó cuando... Esperen, el profesor está tomando lista y no quiero hacer algo vergonzoso en frente de toda la clase cuando me nombre a mí. Este minuto es una tortura para los tímidos. Lo sé, porque siempre lo veo a Jeongin sentado a unos bancos de donde estoy, preparándose al igual que yo, con solo las puntas de los pies chocando contra el suelo pero estos moviéndose rápidamente de arriba a abajo, como si tocara el pedal del bombo de una batería. No solo eso, también calentamos la garganta internamente sin hacer mucho ruido, esto para que no nos salga ningún "gallo". Sería muy vergonzoso que escucharan nuestra voz débil. 

Mi mirada se desvía del adolescente con los ojos rasgados, me concentro en ver fijamente al profesor que repetía apellidos y apellidos esperando a ser respondido para verificar de que todos estén presentes. No era tan anciano ni tan joven, probablemente tendría la misma edad que la de... Mi madre.

Mis dedos tiemblan un poco pero intento controlarlos entrelazando mis manos, odio que suceda esto los cinco días de la semana en cada clase, con cada profesor. Puede decirse que esa eran una de mis razones por las que me siento cansado, cansado de que todo el silencio de la habitación me oprima tanto el pecho que no pueda controlar mi propio cuerpo que tanto tiembla como si se tratase de una gelatina, y que mi respiración se dificulte como si me apuntaran con un revolver. Si, estoy cansado de sentirle miedo a la humillación.

A estas alturas ya me sé la lista de memoria, obviamente, si la primera esta en la vuelta de la esquina y las clases comenzaron por allá, en los fines del verano. Yo soy el número 15 en ella. Ya nombró a Han Jisung, Im Yeojin, Jeon Somi, Kim Seungmin y...

— ¿Lee... Felix? — Dice con mucha duda el hombre que viste una camisa de cuadros. Su pregunta se distinguió totalmente como si nunca hubiera escuchado ese nombre en su vida. 

Estoy tan asustado, son las dos palabras que menos quiero escuchar en la boca de otros. Solo deseo desaparecer en este momento. Mi cabeza se siente tan irritada y mareada por todos los pensamientos que repentinamente aparecen, ni siquiera los puedo examinar. Por favor basta, le pido a mi mente. Respondo con un "Presente", intenté que mi voz saliera clara pero no tan fuerte para no llamar la atención de todos, pero no salió como yo quería. Yo solo esperaba que el profesor levantara la vista para que únicamente a mi me tomara el trabajo de levantar el brazo y que el se diera cuenta del sitio donde me encuentro. Sería más fácil, pero no todo esta a mi favor. Aún estoy intranquilo, siento que todas las miradas se posan sobre mí, aunque no se si eso sea verdad porque me estoy dedicando a mirar mi banco con la cabeza gacha, eso hasta que la vergüenza se me pasara. 

De un momento a otro, mis compañeros comienzan a murmurar por lo bajo hasta que todo el salón se repletó de charlas en un tono normal, sin la necesidad de hablar silenciosamente ya que no le molestaría al profesor. Quien ahora se encuentra bromeando con el típico grupo de los chicos que siempre interrumpen la clase para decir algo que le causara gracia a todos. Aspiro mucho a tener la misma confianza que ellos tienen al relacionarse con otros, sin ningún sentimiento de pena que les interponga socializar. Lo deseo tanto.

La clase transcurre en explicaciones sobre los procesos afectivos. Creo que es lo único bueno del día, porque Psicología es mi materia favorita. Suelo analizar lo que aprendo desde el punto de vista de mi vida, pero no siempre me gusta escabullir por allí, hay cosas que prefiero dejar en mi inconsciente si no quiero llorar a las dos de la tarde en el colegio.

¡Espere! ¿Por qué de repente esta hablando sobre las enfermedades mentales? Ese tema no lo íbamos a estudiar aún, tampoco lo puedo interrumpir.

loneliness - stray kidsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora