Capítulo 28

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Revelando planes

Damien

Tengo los índices clavados en las sienes, ambos dedos se mueven en círculos tratando de aminorar el terrible dolor de cabeza que me ataca desde hace varios días.

Estoy bien con Anastasia, debería estar tranquilo pero no logro estarlo, no del todo y no tiene que ver con ella sino conmigo.

El silencio de Henrik y Philipe me desconcierta. Es bien sabido por mí que mi abuelo es un maldito y su silencio no es nada bueno, a estas alturas Melanie ya debió de haberle informado todo lo ocurrido entre nosotros y esperaba que despotricara en mi contra apenas tuviera oportunidad pero no se ha dignado a interrumpir su viaje a Berlín para venir a darme un sermón sobre lo importante que era seguir con su maldito plan.

¿Estoy estresado? Bastante.

Tengo un sinfín de cosas que hacer y todas requieren de mi presencia para que salgan como quiero. Nada puede salir mal y por ello debo estar presente.

Abby ha estado insistiendo toda la puta semana con que quiere verme y justo ahora no puedo darme el lujo de viajar. Enzo también está jodiéndome con que quiere verme, tenemos un trato y no puedo cumplirlo hasta que David tenga listo el primer prototipo hecho con Luminus.

Tengo que ajustar los detalles del SLDS para poder mostrárselo a Enzo, por si fuera poco la misión en Madrid se llevará a cabo dentro de unas semanas y Declan está tardando bastante en hacer el simulacro exacto del club lo que nos retrasa en estrategia y combate porque no podemos entrenar sin el holograma del lugar.

Quisiera tener que presionar al hacker para que tenga lo que le pedí lo antes posible pero el asunto es que no puedo porque también es el encargado de buscar la información archivada que perdimos de la bratva desde hace unos cuantos meses.

Y todo lo anterior sin contar que sigo buscando al maldito chivo expiatorio que hay dentro del comando. No puedo fiarme de nadie, tengo que andar con mucho cuidado porque tengo a los rusos en mi territorio.

Ah, y por si todo lo demás no fuera suficiente aún tengo muchas cosas que hablar con Anastasia.

Estoy demasiado estresado y presionado.

Necesito liberar todo el estrés que tengo acumulado.

—Adelante —hablo dándole paso a quién sea que tocaba la madera.

Abro los ojos cuando la puerta se abre y mi humor solo empeora cuando veo a Melanie.

—¿Qué demonios haces aquí? —me levanto, maldiciendo por lo bajo cuando el dolor de cabeza se intensifica.

Puedo sentir como mis sienes pulsan debido al terrible dolor que experimento desde hace un par de días.

Una sonrisa me recibe en lugar de una mirada de reproche. Rodeo el escritorio con la intención de sacarla porque no pienso lidiar con sus delirios de loca.

—¿Cómo estás? —pregunta con la intención de ser amable. Una actitud que no le va de nada.

—Estaba bien hasta que llegaste.

—No seas tan hostil conmigo —se acerca.

—Me disculparía pero no me interesa mentirte.

—¿Lo que me dijiste en mi apartamento fue una mentira? —su sonrisa se expande.

—No sé que te hayas fumado pero no vengas a estarme jodiendo porque no estoy de humor.

—Yo podría mejorarlo.

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