Único

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-Bas-ta Horacio- Viktor estaba perlado de sudor, su cabello estaba desarreglado; sus manos inquietas no querían posarse en el cuerpo ajeno y sus labios tan rojos cuál frutillas por morderlos. No era para menos si el nombrado estaba restregando su buen formado culo en el pantalón del ex-comisario.

-¿Seguro?- Este movió su cuello de manera sensual para observar a su futura presa, ver el rostro desesperado del contrario hizo reír al de cresta y por consiguiente apartarse.

-Como mis dotes de seducción son muy vagos, iré a buscar a mi acompañante esta noche- agarró su chaqueta del sillón y con un ágil movimiento la posó en su hombro.

-Hoy quiero que me dejen temblando, porque tú- Con su dedo índice señaló de arriba abajo a Viktor. -No eres capaz de darme placer.

Con aquello cerró la puerta y se retiró del lugar.

Viktor se sentía devastado, siempre pasaba lo mismo y él le dejaba irse, no quería apresurar las cosas, él quería entregarse en cuerpo y alma a Horacio, pero tenía miedo.

Por el miedo irracional al compromiso que siempre ha tenido, sumándole el no poder expresarse ni de manera física y peor por palabras, ocasionó la situación.

-Solo dime si sientes algo por mí, no te pido compromiso, ni alguna oportunidad, solo quiero saber si esto en un futuro podrá funcionar. Iremos a tu ritmo, no haré nada que tú no quieras, pero solo dime si sigo arrastrándome como un perro a tus pies o me rindo aquí y ahora.

Este recuerda aquel diálogo de memoria, se lo recrimina siempre y más cuando respondió en negativa, ignorando los gritos de su corazón y mente.

Aquel día fue la última vez que Horacio lloró por él, ahora él solo se aprovecha de su sensualidad para provocarlo, nadie se negaba al menor cuando se insinuaba y el ruso no era la excepción.

El director tristemente suprimió sus sentimientos y le importaba poco Viktor en el ámbito amoroso, más era un amigo cercano, aquello no había cambiado hasta que el de cresta descubrió fuego en los ojos contrarios mientras lo veía en ropa interior.

Desde aquel día Horacio camina con tan poca ropa por la casa que compartían que Viktor una de las ocasiones no pudo evitar apegar el cuerpo contrario a su entrepierna un tanto despierta.

El menor sorprendido rio sonoramente, para luego girarse y darle un pico en los labios.

-Me tengo que ir a alistar Volkov, nos veremos mañana.

Saliendo del trance de la situación, mientras lo veía subir las escaleras preguntó.

-¿Por qué mañana?

Horacio se detuvo y giró un tanto su cuerpo para poder verlo a los ojos. -Me iré a divertir esta noche.

Desde allí empezó aquel juego macabro de ambos.

Horacio siempre se restregaba al cuerpo de Viktor, ya cuando lo sentía tan duro como una roca, se retiraba dejándolo con las ganas.

Hasta actualmente, ya que Viktor lo escuchaba gemir desde su cama, no era la primera vez que lo hacía, tampoco conocía el por qué de sus acciones.

El sonido del vibrador encendido, añadiendo el movimiento que ocasionaba el chapoteo y característico ruido del sexo, sin olvidar los melodiosos jadeos del contrario hicieron que de un salto saliera de la cama para ir al dormitorio a un lado de su habitación.

-Horacio.- llamó lo suficientemente alto y ronco para que lo escuchara. -Si no abres la maldita puerta ahora mismo te juro que la tumbo de una sola patada.

Want to play? || Volkacio 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora