One-Shot

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Primeras letras

Encuentros

La tarde era cálida y tranquila, las aves regresaban a sus nidos antes de que la hora mágica terminara y el crepúsculo se hiciera presente. Las finas hierbas del prado mantenían el suave rocío que hace unas pocas horas había caído del cielo, las gotas húmedas que se deslizaban por la ventana aún caían una detrás de otra mientras las luces de la montaña se tornaban oscuras dando ingreso a la noche misma. En una residencia entre aquellos valles se encontraba una familia quienes se reunían para la hora de la cena de aquella noche.

— Hinata-sama, su vestido está listo para ser usado mañana en la cena de la casa Haruno.

— Neji-niisan, deja de presionarla. ¿Qué caso tiene que lo use? ¡Se pondrá un abrigo enorme encima para taparlo! — chilló una pequeña Hyūga sentada junto a su hermana.

— La etiqueta lo requiere, Hanabi-sama — replicó tranquilamente Neji mientras terminaba de servir el agua.

— Ese no es el punto, Neji-niisan, ¡onee-san estará toda la velada escondida en las esquinas como siempre lo hace!

— Silencio — pidió Hiashi Hyūga dirigiendo una mirada fría a su hija menor.

La pequeña Hyūga solo miró con temor los ojos de su padre bajando la mirada guardando silencio retractándose internamente de todas las palabras que había dicho.

— En estos momentos tu hermana tiene razón, Hinata — cambió de posición ahora dirigiendo una mirada congelante hacia su hija mayor.

—... L-Lo siento, padre... — murmuró la Hyūga mientras se mordía el labio.

— Irás mañana pero no quiero verte escondida entre las sombras, ¿entendido, Hinata? — la voz de Hiashi era filosa y autoritaria.

La Hyūga asintió sin ganas en su mirada, no quería discutir con nadie en esos momentos, estaba distraída por las palabras que rondaban en su mente, quería salir de esa mesa y subir a su habitación y encerrarse hasta la mañana siguiente para asistir a la dichosa cena y terminar con esa orden que había impuesto su padre.

Hinata siempre pensaba que cada palabra dicha por su padre era siempre una orden, nunca eran pedidos, nunca escuchó un "Por favor" de su parte, siempre eran exigencias lo que escuchaba y eso la irritaba, sin embargo nunca lo expresaba, siempre guardaba esos sentimientos en su interior ahogándolos con maldiciones para sus adentros manteniéndose siempre "Normal" ante su familia.

Hinata había nacido en una familia diferente a ella, cuando era una niña pequeña solía ser muy alegre y animada en cada momento, la disciplina de su padre la hizo cambiar cuando este le puso de tutora a una vieja mujer para que le enseñara a escribir, cada error era corregido severamente por la maestra, cada reglazo en sus manos era una advertencia, si lo hacía mal a la próxima vez el golpe de esa regla sería lo menos doloroso de todo.

Aprendió caligrafía y ortografía de lo más refinado posible, su letra era pulcra y delicada, sin embargo había un problema, no podía escribir textos propios, no por inspiración vacía, Hinata Hyūga odiaba las palabras, ese odio que fue ganado tras cada golpe le hizo repudiar a las letras podía traspasar libros extensos si se lo pedían, pero cuando le pedían la opinión de algo en una carta ella no podía responder a la epístola.

Escribiendo cartasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora