Capítulo 17

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La pareja aclaró sus intenciones, ambos aún estaban juntos, amarrados con un lazo que no querían romper, se querían con locura y se amaban con intensidad.

Sus días de tranquilidad habían terminado, Horacio dio señales de vida después de semanas escondido, siendo cazado por el Gambino mayor.

Gustabo recibió un mensaje en una de las tantas noches que compartía más que cama con el italiano, no le prestó atención al sonido que avisaba un nuevo mensaje, ni si quiera lo hizo cuando termino aquel acto, acto que para algunos es vulgar o un simple encuentro carnal y para otros es una demostración de amor puro, siendo este último lo que sentían ellos dos cuando se entregaban de esa manera, para el ojiazul, su prioridad ahora mismo es lo que día y noche reina su mente y cuerpo, teniendo el nombre y apellido de Toni Gambino.

Fue este último quien prestó atención al teléfono después de horas de haber sido enviado y recibido, se trataba de nadie más y nadie menos que Horacio, el hombre a quien buscaban desde hace un par de semanas, "Hola Gus, ¿Cómo va todo? ¿Sigues con el bambino ese? ¿Cómo está él? Seguramente devastado desde que perdió a su hermanito, el pobre inútil pensó que le dejaría ir si me amenazaba, aún recuerdo sus gritos, su sangre escurriendo por mis manos cada vez que mi puño y mi bate se dirigían hacia su débil cuerpo, era un bastardo, aunque debo de admitir, que era bastante apuesto, es una lástima que haya muerto". No solamente le dio rabia que se dirigiera a Gustabo como si nada hubiera pasado, si no lo que más le molesto, fue la manera en que hablo de su hermano.

Todo el mensaje era completa basura ¿Cómo mierda se atrevía a mandarlo o solamente pensarlo?, ni él en sus días como mafioso haría semejante cosa, solo una persona retorcida se atrevía a matar a una persona por un capricho, ya ni siquiera por negocios o en defensa propia, sino solamente por envidia, solo porque su supuesto hermano, por fin encontró la felicidad con una persona que no era él.

Llamó al rubio que al igual que él, solo llevaba una prenda que cubría sus partes íntimas; le extendió el teléfono para que el mismo leyera y respondiera el mensaje, sintió que invadió su privacidad a pesar de que tal mensaje indirectamente iba dirigido a él, de todas maneras, el aparato tenia dueño.

Cuando Gustabo tomó su teléfono pudo notar como su entrecejo se frunció y lamió sus labios, era obvio que le había molestado tal mensaje, empezó a teclear algo que él no pudo leer y después de unos segundos se escuchó una campanita, avisando que había recibido otro mensaje.

- Toni, quiere reunirse con nosotros – le devolvió el aparato, el italiano lo tomó leyendo los últimos mensajes de la conversación "¿Qué carajo quieres? ¿Cómo mierda se te ocurre mandarme mensaje?" por parte del rubio, "Quiero que nos veamos, perla. Lleva a tu perro faldero contigo, es bienvenido, aunque no me respondiste si siguen juntos, ¿Acaso ya te abandonó como tú a mí?", fue el mensaje recién recibido.

El italiano fue quien ahora tomo la libertad de responder los mensajes "¿Ni si quiera te tomas la molestia en llamar?" no recibió respuesta, al contrario, recibió lo que quería, el nuevo sonido era una canción no personalizada, avisando de una llamada entrante e inmediatamente contestó, poniendo el altavoz para que su pareja también escuchara o pudiera hablar.

- Hola, Gus, ¿Me extrañaste? – su voz sonaba coqueta, pero irritante para el italiano.

- ¿Qué quieres exactamente, Horacio? – fue el ojiazul quien hablo primero.

- Pues vernos, hombre, ¿Qué más? Supongo que, si te dejó el mediocre ese, porque no pareces estar feliz de escucharme, te dije que no te traería nada bueno y que no te quería de verdad... – fue interrumpido.

- ¿Qué no me quiere como tú? Horacio, por Dios, me ha demostrado que le importo más que nadie en todos estos años, más que tú, de hecho, ¿Dónde estuviste cuando me encerraron en un manicomio? Él al menos me acepta tal como soy y no me recalca día y noche mis errores y mucho menos los que cometió algo ajeno a mí.

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