11- 𝕾𝖆𝖓𝖌𝖗𝖊 𝖊𝖓 𝖑𝖆 𝕹𝖔𝖗𝖎𝖆♰

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Ya han pasado dos días desde que mi mamá llegó cundida del pánico.

Se relajó y no quiso decir nada al respecto, no entiendo que habrá hecho para poder comportarse de esa manera.

La señora Agnes sabe algo...

Ayudó a mi madre a relajarse, después de eso hablaron pero no sé lo que discutieron.

Quiero saber, pero simplemente mi madre no me dirige la palabra.

Es feriado aquí en Esparta, se celebra una fiesta y no trabajan ni hay escuelas porque lo toman como un día importante.

Los chicos saldrán, me comentaron pero simplemente no les dí respuesta.

Tocan mi ventana y me levanto de mi escritorio.

Me encamino al balcón, corro la cortina y veo a Egan sonriéndome con una caja de pizza en brazos.

Me río y niego con la cabeza lentamente.

- ¿Qué haces acá? -le abro la puerta del balcón y entra a mí habitación.

- Le traje pizza de chocolate a mi bella dama -me da un beso en la frente y coloca la pizza en mi escritorio.

- No sabía que había pizza de chocolate.

- Preciosa si existe el Inframundo ¿No pensabas que existiría la pizza de chocolate con diferentes Toppings? -me río y él se acerca lentamente a mi.

Estamos a escasos centímetros de fusionar nuestros labios.

>> ¿Cómo estás? ¿Todo bien con tu madre?.

Su aliento choca con mis labios y mi corazón amenaza con salirse de mi pecho.

- Ah... -me quedó viendo sus labios y sonríe- Mi madre no me ha dicho nada y yo estoy más que bien.

- Preciosa, mis ojos están acá -toma mi barbilla y mi vista cae en esa mirada que me encanta, veo como lentamente se convierten en rojo sangre.

Me encanta.

- Lo siento -escucho su risa y sonrío.

Elimina los centímetros que nos separan y nuestros labios chocan en un lento movimiento.

Es un beso apasionado y delicado, lo siento como si estuviera diciendo que solo soy de él y que no me dejara irme tan fácilmente.

Egan hace que mi mente y hormonas se vuelvan completamente locas, creo que ya estoy perdida.

Sí, estoy completamente pérdida y loca por este chico.

Me muerde el labio y lo jala con cuidado, nos separamos lentamente y posa su frente en la mía.

- Me vuelves tan loco, y no tienes idea de eso Ántara -sonrío y me besa la frente.

Se aleja y toma la caja con la pizza, se sienta en el suelo y me mira diciéndome que me siente a su lado.

Veo como toma un bolso que dejó también en el escritorio.

No lo había notado.

- ¿Qué tienes ahí? -le pregunto viendo la mochila con intriga.

- Un jugo para la señorita -saca de la mochila un termo y me lo entrega- Y dulces para pasar el día.

- Gracias, Egan -me sonríe, abre la caja y toma un platillo, me sirve y me lo entrega.

- ¿Sabés? Deberías ponerme un apodo -lo miro con una ceja encarnada y suelto una carcajada- ¿Qué? Lo digo enserio Ántara, no me gusta que me llames Egan.

Ántara. [EN PROCESO] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora