─Puede parecer que estoy tratando de seducirlo, sí es así, discúlpeme hyung.
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➳ En donde Jungwon es el estereotipo del omega perfecto y Jongseong uno de los tantos alfas que tratan...
Ojos amarronados pequeñitos llenos de dulzura e inocencia, sencillamente adorables, siempre adornados con sombras y delineados que les daban un aura extrafalaria, hechos exclusivamente para resaltarlos.
Un cabello bastante largo en comparación a los de otros chicos y chicas, teñido de un negro azabache tan oscuro que podría compararse con el cielo nocturno cuando las estrellas no lo acompañan.
Mejillas siempre pintadas con rubor rosado, poseía una nariz y una mandíbula simétricas, era de esos omegas qué iban a cualquier lugar donde el viento soplase su cabello y a su vez esparciera su aroma tan característico a malvaviscos.
Era la envidia de todos en su instituto ─así como también el sueño de alfas y betas─ y cómo no serlo, sí tenía un promedio impecable al igual que su cutis y una actitud tan positiva, tan amigable y singular que nadie podía odiarlo sin que fuese a base de argumentos vagos.
Sin embargo, eso que todos veían y admiraban era solo su exterior porque cuando llegaba a su hogar y se despojaba de aquellas prendas ajustadas que llamaban la atención del alumnado, sus extenciones de cabello tan negras como la soledad que abrumaba su corazón, de su maquillaje tan elaborado y audaz para ganar confianza y ocultar las imperfecciones que lo hacían tan especial, sabía mejor que nadie que sería juzgado por ojos juiciosos solo por su apariencia sin decorar.
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