Seokjin creció en un vecindario silencioso, con casas ligeramente parecidas en toda la cuadra y jardines delanteros llenos de juguetes —que fueron cambiados con el paso del tiempo. La verdad es que, nunca tomó el autobús para llegar a su escuela y siempre fue llevado por su padre, o su abuelo en todo caso. Paso los años suponiendo que tenía alguna clase de futuro escrito, sin pensar demasiado en la clase de cosas a las que podía llegar.
Pidió estrellas para pegar en su techo cuando cumplió siete y soñó con ser astronauta algún día, aprendió a calentar pan de ajo en el horno a los nueve años y pensó que, quizás, podría ser un gran chef si en todo caso las cosas salían bien. Seokjin dejó de soñar años más tarde, porque bien, podía ser que su futuro ya estaba marcado en un gran libro, escrito en letras rojas y resaltadas.
Con quince, pensó que no podía ser tan malo; salió con un par de chicos, conoció personas y pensó en escapar —vivir en algún lejano e ignorar todo lo que debía hacer. Cumplió dieciocho, conoció a Yoongi y entonces desempaco sus maletas imaginarias, por un momento deseo que las expectativas no fueran tan pesadas sobre sus hombros; incluso sí aquello sonaba irreal.
No tenía un sueño exacto y eso era aterrador —más aún en la gran lista de su abuelo pero, igual podría hacer las cosas funcionar de alguna forma; sacaría algún plan secreto o idearía uno en el momento. Seokjin pensó que ser como su padre, de alguna forma, no sonaba tan mal. No era la mejor de sus ideas, ni el mayor de sus sueños —si es que acaso tenía uno. Al final, siempre pensó que su tonto destino estaba escrito en algún libro firmado y n o había forma de cambiar las cosas.
Kim Seokjin terminó estudiando periodismo en la universidad más prestigiosa del país, y pensó que enamorarse de su mejor amigo no era la gran cosa —algún día lo superaría.
La cosa es que, tal como el vecindario silencioso, los juguetes de jardín y los autobuses que nunca tomó, las cosas están hechas para el cambio y no todo salió como estaba planeado. Besó a Yoongi un día, empezaron a salir y quizás, Seokjin descubrió que no necesitaba un sueño para sentir que las cosas podían seguir el ritmo correcto.
Consiguió un empleo, alquilo un lugar propio y odio su nueva vida como un adulto joven. Seokjin se enamoró —de aquella forma ridícula y pegajosa—, compró muchas almohadas y compartió el espacio para sus zapatos con alguien más. Lleno las paredes con marcos de fotografías y una mezcla de sus perfumes —y muchas partituras con notas en las esquinas—. Seokjin pensó que soñar era inútil si en todo caso, tenía el universo entero a su lado.
Creo su propio show y se convirtió en todo un éxito. Seokjin soñó con libertad por primera vez o bien, sintió que lo hacía; todo parecía funcionar a su favor aunque, si era sincero, quizás se había olvidado de algunas cosas tontas que algún día se convertirían en "cosas tontas y enormes". Porque, creció en un buen barrio y fue criado con toda la dedicación de su padre; Seokjin tenía tantas expectativas sobre su espalda que, aquel destino absurdo y caprichoso, estaba perfectamente marcado para el éxito. No tenía idea como, solo sabía que debía lograrlo.
Por él, por su padre, por todas las paredes blancas sin fotografías.
Seokjin cumplió veinticinco, se graduó y sintió que, quizás no debía cumplir con todo aquello, amo a Yoongi con cada pequeño espacio en su corazón y las cosas cayeron fuera de su lugar. Le ofrecieron un buen trabajo —la mejor oferta que recibiría en su vida— y aunque bien, tenía muchas razones para quedarse, Seokjin empaco todo sin tener un motivo, o tal vez, sí tenía demasiados.
Seokjin cumplió veintiséis y se marchó; empacó sus maletas, viajo por el mundo, rompió su corazón (y el de alguien más). Y entonces encontró un sueño, uno lejano a las expectativas y las razones que no deberían ser razones, no era algo grande, él solo... Pensó que estaría bien encontrar un nuevo hogar.
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Tastes just like home. (ksj+myg)
Fanfiction( ksj ; myg) Hay algo bastante curioso sobre el amor, y es que, nada es lo mismo después de él. Una vez que llega, el tiempo se pausa, el mundo parece detenerse por un momento, para luego continuar con su rumbo. Yoongi lo sabe, el amor y la relativ...