Dilo de nuevo:
“Dilo de nuevo” dijo el padre a su hijo “Lo siento, papá” le respondió el pequeño, “Debes decirlo de nuevo, no te creo en lo absoluto” insistió el hombre “Papá, en serio, no fue mi intención” pero el padre seguía sin creerle, por lo cual, abofeteó al pequeño hasta que un rojo carmesí se apreció en ambas mejillas “¡Maldita sea, no te creo!” y en eso, el pequeño, entre lágrimas y sollozos desgarradores, balbuceó “¡Yo no quería hacerlo, no quería dejar mis juguetes en la escalera, no quería que mi mamá se resbalara, fue un accidente!…. ¡No quería que muriera, en serio lo siento muchísimo papá!” el padre miró fijamente hacia donde estaba tirado el pequeño, y con un sonrisa le indicó “Perfecto, ahora sí creo en ti… así, justamente así debes decírselo a la policía”
Fuente: asteri
Detrás de ti:
¿Nunca has leído aquello relatos donde sientes que estas demasiado concentrado? Si, suele pasar, tanto así que se te olvida el mundo y solo cuentan la página y las letras. Alguien podría estar ahí, pero no lo notarás pues tu concentración está en la pantalla… Como ahora, vine desde la cocina hasta tú habitación y aún no sabes que estoy a tu lado izquierdo
Fuente: idezetek1
Hay alguien ahí:
Acudo al cuarto de mi hijo para ver qué le sucede, pues despertó en la madrugada con gritos ahogados mientras se escuchaban golpes en su habitación. Voy a su encentro y lo veo temblando en su cama, “Hijo, ¿Qué te sucede?” a lo que él responde “¡Papá, hay alguien en mi armario!” con cierta gracia, voy hasta el armario para cumplir su capricho, lo abro y, para mi horrida sorpresa, mi hijo también está en él, temblando mientras balbucea “¡Papá, hay algo raro en mi cama!”
Fuente: terrorpsicologico
Una cara sonriente me está espiando desde la oscuridad, detrás de la ventana de mi dormitorio.
Vivo en un noveno piso.
Fuente:??
La chica de la curva
Era una noche fría y lluviosa. Un hombre, al volver del trabajo a su casa por la carretera de las Costas del Garraf, agudizaba sus sentidos porque su coche perdía estabilidad en el asfalto debido al temporal. Por este motivo, redujo la marcha.
En ese momento, vio a una chica que esperaba inmóvil a que algún conductor la subiese a su vehículo y la llevara a su destino. Sin dudarlo, el protagonista frenó y la invitó a subir a su vehículo. Llevaba un vestido blanco de algodón manchado de barro y su pelo estaba revuelto y enredado, quizá por la lluvia.
Después de una larga conversación, ella le pidió al conductor que redujera la velocidad porque era una curva muy cerrada. El hombre siguió su consejo y le dio las gracias por avisarle. Ella, con mucha frialdad, le contestó: “No me lo agradezcas, es mi misión. En esa curva me maté yo hace más de 25 años. Era una noche como ésta.” Cuando fue a mirarla, la joven ya no estaba, pero el asiento aún seguía caliente y húmedo.
Fuente:Ernest Riveras
...