YOUR NASTY CUTENESS | Kakegurui Fanfic [Mary Saotome x Ryota Suzui]

•× 12 ו

Gracias por el apoyo a todos.

「c a p í t u l o   m u y   l a r g o」

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La chica que oculta cosas

Distrito de Suginami
Edificios Kihazaki, dpto. A302
Sábado 18| 09:55 a.m.

No entendía la necesidad que tenían algunas personas de llamar tan temprano en fin de semana. Es decir, era fin de semana, el único tiempo libre que tenía para organizarse y hacer todo lo que tenía pendiente –pero no sin antes haber descansado lo que no había podido en toda la maldita semana.

   El constante vibrar de su teléfono le hizo tomarlo de forma agresiva, sacándolo sin cuidado de la conexión a su cargador.
Se frotó los ojos con fuerza y luego, sin observar bien de quién se trataba, deslizó la pantalla para responder.

   — ¿Sí...? —su voz era ronca y adormilada.

   — ¿Mary? Qué... ¿Sigues dormida a esta hora?

   Suspiró y miró hacia el techo. No debía sorprenderle, aunque aún así le habían interrumpido el sueño.

   — Pero si casi son las diez.

   — Lo sé, mamá —gruñó—. Es que ayer tuve un día pesado.

   — Pues será mejor que comas algo de una vez. No querrás que luego te de una gastritis o algo por no comer a tus horas...

   Su madre era una inmigrante estadounidense que había sido becada en Japón para estudiar nutrición. Por ello ella tenía ciertos conocimientos sobre la salud alimentaria y uno que otro tratamiento gástrico.
Ella y el padre de Mary se habían conocido en la universidad, y cuando se casaron ella adoptó más un papel de ama de casa. Ahora que estaban divorciados había retomado su rol como nutricionista, y se la pasaba más tiempo trabajando que en su propia casa –la que estaba como a media hora de dónde residía su hija.

   — Kento me dijo que hace unos días estuviste enferma —habló la mujer con cierta preocupación.

   — "Podrías simplemente llamarlo 'tu padre' "—pensó su hija—. Uh sí... Sí tuve una pequeña infección.

   — ¿Y ahora cómo te sientes?

   — Con sueño.

   — Hija...

   La rubia elevó su torso con pereza y se recostó sobre la cabecera de la cama.

   — Me siento mejor. Pedí un medicamento y creo que todo va bien —respondió.

   — Qué bueno, hija —suspiró de alivio—. La verdad me alivia mucho. Cualquier cosa sabes que puedes consultarme.

   — Lo sé, ma... —fue cortante.

   Un pequeño momento de silencio se apoderó de la llamada. Mary aprovechó para estirarse, cuando en ello su mamá prosiguió.

   — Hija, llamaba para avisarte que estoy muy ocupada con el papeleo que me solicitó mi jefe —Mary enarcó una ceja, mas siguió escuchando—. Me tomará por lo menos unos tres días tener todo listo, y sabes que no puedo dar una mala impresión en mi nuevo trabajo y...

   — Espera, espera, espera... —la interrumpió—. ¿Por qué...?

   — Sé que es su fin de semana, pero me pidió que lo reemplazara porque tenía unos asuntos con Miwako que tratar — dijo en un tono agridulce— Y como cree que el mundo gira en torno a él y que nadie tiene su tiempo programado a excepción de él... pues... —suspiró—. Hija, lo siento.