Único.

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Jungkook estaba perdido.

Jimin sabía que Jungkook estaba perdido, en el instante en que la muerte de la princesa MiSuk había sido anunciada.

Él recuerda aquella tarde con todo lujo de detalles, porque aquel mismo día, Jeongguk le había llamado para pedirle mantener relaciones sexuales a cambio de determinado costo (como siempre lo hacía para desahogar sus penas o simplemente para obtener placer).

Jeongguk le había dicho que estaba hermoso y que sus ojos se veían espectaculares, (lo cual era una vil y despiadada mentira, porque Jeongguk nunca lo miraba a los ojos, a duras penas sabía que sus ojos eran azules), había admirado su suave piel (otra mentira más a la lista, Jeongguk nunca lo acariciaba, solo rozaba sus manos rápidamente), había admirado su aroma a rosas (mentira nuevamente) y había dicho una mentira más dolorosa, que lo amaba.

Oh, aquella mentira nueva que le decía el príncipe Jeon, que sólo lo usaba como un juguete de trapo.

¡Lo peor de todo, es que aquella había sido la única mentira que le creyó!

¿Cómo era posible que el hombre del que ha estado enamorado por más de cinco años sea capaz de decir algo tan cruel?, ¿Cómo era posible que le creyera a un hombre que llevaba enamorado de una mujer durante quizá, dos años le diga tal barbaridad?

¡No podía caer en sus trampas!

(Si cayó en ellas).

Pero, ¿qué más podía hacer que caer ante el amor de su vida?

Jungkook le prometía cosas que sabía, jamás cumpliría por ser un simple plebeyo que vendía su cuerpo, por no ser el amor de su vida, por no ser absolutamente nadie para él.

Sabiendo aquellas cosas, Jimin no podía evitar caer.

Además...Había descubierto un secreto del príncipe y quería encontrar una manera de evitar aquello que a duras penas logró leer, tardando catorce minutos en leer una simple oración. (No vayan a juzgarlo, a sus veinte años, sabía muy pocas cosas de la lectura y la escritura, al ser un simple plebeyo, no había logrado aprender mucho, no tenía la culpa).

La oración era simple, la caligrafía delicada y la tinta perfecta. Solamente decía "Lo siento. En dos días estaré muerto".

Jinin no tenía idea para quién era aquella oración, tal vez era para MiSuk, tal vez para él mismo (Jeongguk), tal vez y sólo tal vez, para él, Jimin nunca lo sabría.

Además, Jimin quería buscar una pequeña oportunidad para evitar la muerte de aquel precioso príncipe. Por lo que, al día siguiente del encuentro (al día siguiente de la muerte de MiSuk), el príncipe volvió a citarlo.

Así que escribió una pequeña carta en la habitación donde vivía, para luego llevar al palacio y dejarla sobre una de las cuantas mesas que habían en la habitación del Príncipe.

Su caligrafía era algo deforme, lo contrario a la de la que solía ser la de la amada del príncipe, pero, estaba hecha con dedicación. Tal vez ni siquiera se entendía lo que decía, pero había tardado tanto tiempo (tres horas para ser exactos) y había puesto tanto esfuerzo y dedicación en ella, que no le importaba nada más.

Deseaba que el príncipe leyera esto, antes de deshacerse de su preciada vida.

Luego de dejar la carta, comenzó a desvestirse lentamente, bajo la mirada del príncipe, que, como siempre, no lo miraba a los ojos. ¿Acaso tenía miedo de los ojos de Jimin?

—Te ves hermoso. —Mientes.— Deseo...Deseo tocarte, déjame hacerlo, por favor.

Yo deseo que me ames.

perdi(ción)do. kookmin os.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora