Capítulo 9

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Marina

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Marina

No existen vínculos inquebrantables. Lo sé de primera mano, porque las uniones más sólidas de mi vida me han mostrado que hay grietas hechas por secretos, mentiras y rencores.

Cuando dos personas se encuentran, no encajan perfectamente como piezas de un rompecabezas. Queda entre ellos esa grieta, es sólo cuestión de palpar la superficie para encontrarla y usarla a tu favor.

Horas antes, el apoyo de Luis me dió la seguridad de que puedo seguir adelante, ahora sé que no puedo seguir escondiéndome como si fuera yo y no los demás, quienes se han encargado de minar mi vida con sus mierdas.

Debo ser astuta, actuar, simular y armar una buena estrategia. La relación de los hermanos Brown dista mucho de ser perfecta, Ty nunca estaba de humor para hablar de su hermano, y aunque no lo dijo jamás, puedo hipotetizar qué hay cierto recelo entre ellos.

Esa es la grieta que tengo que profundizar si quiero tener una ventaja sobre ellos.

¿Quieren jugar?

Lo haremos, pero con mis reglas.

Busco a mi grupo de amigos por un rato, demasiado encabronada por el encuentro con Harold. Me siento condenada a los Brown y no voy a permitirme estar sin armas ante ellos, como si ya no fuera suficiente con mis cargas personales y familiares.

Mi búsqueda se detiene cuando distingo a un rubio vestido con un extravagante traje blanco informal. Va apartando a las personas con un movimiento de manos, pero ni siquiera hace falta que los toque, porque al reconocerlo las personas se apartan para él y lo saludan energéticamente.

Milt Saignes tiene como siempre, a todos a sus pies. No me sorprende nada que él y su hermana estén en el nuevo bar, porque aparte de ser famosos, ellos dos y Ty son el alma de todas las fiestas, no pueden faltar.

Sabiendo eso, soy consciente de que el menor de los Brown no estará muy lejos de ellos.

Bingo.

Milt termina su recorrido en la barra de la zona VIP en el piso superior que tiene vista a todo el lugar y que a su vez, puede ser visto desde donde estoy.

El rubio abraza por el cuello a un chico de espaldas. Taylor se voltea riendo, sacude el cabello de su amigo y pasa a saludar a todo el grupo de chicas con una hermosa expresión. Las personas que pasan a su lado, se detienen a babear e intentar obtener algo de atención del grupo.

No puedo evitar reír con ironía ante la escena de la que soy espectadora a la distancia.

No hace mucho, yo fui parte de esa élite de tipos populares. Como novia de Taylor, era de esperar que eso sucediera, y aunque nunca me sentí del todo cómoda con esa atención, no puedo evitar sorprenderme ante la diferencia con lo que soy hoy.

Por un lado, estoy yo con mis mil problemas en la cabeza, con ataques de pánico y viviendo aterrada por haber presenciado aquello que jamás debí saber, además a todo le sumamos la incertidumbre de no saber quién o cómo me he contagiado el VIH.

Marina: Lie or DieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora