León
Me llaman León, pero cuando empezó mi historia nadie me conocía por ese nombre.
Crecí entre orfanatos y casas de acogida. Las calles me criaron y sobreviví. Gracias a eso, aprendí a aterrizar sin ruedas aunque también me metí en algún que otro marrón.
A mis diecinueve años, fui detenido por falsificación, estafa y robo armado. La lista era larga. ¿Para qué mentir? Metí la pata y donde no debía. Sin embargo, no fui yo quien cometió el descuido de dejar que me pillaran. Trataba de cubrir a alguien. Nunca se me ha dado bien eso de quedarme quieto. Me llevaron a una zona de máxima seguridad. Demasiado para un falsificador que apenas había superado la adolescencia, ¿no crees? Necesitaban tenerme controladito. Poco después, fui enviado directo al infierno.
Me trasladaron para ofrecerme un acuerdo, y cometí el error de elegir entre lo que querían que fuera y quién soy realmente.
La trena no fueron mis verdaderas rejas. Una horrible figura perturbó mis días allí dentro, mis enemigos pisaban un terreno muy turbio. Encontrar las siete diferencias era mi entretiempo favorito, yo no era ningún santo pero sabía distinguir las cosas. Esos polis eran como un perro agonizando, lo mejor era sacrificarlos.
Jugaron conmigo creyendo que iban a conseguir engañarme, y se equivocaron.
Me dijeron que les ayudaría a identificar el origen de unos cuantos cheques muy bien falseados, pero acabé ayudando al bando opuesto a esclarecer secuestros. Solo les interesaban algunos casos, los demás se convertían en simples números que archivaban a destajo sin dedicar un solo segundo de su tiempo.
Comportarme bien para enderezar mi camino. Ese era el trato.
Así es como me vi involucrado en unos asuntos que apestaban. Demasiada mierda que no me gustó.
Si el sistema funcionara en condiciones nadie se cuestionaría lo que se les pide, sin embargo, no me quedó otra salida que aceptar. Desempeñar mi papel y aparentar ser el chico bueno trasteando con negocios grandes.
Como en todo juego, este, también tenía sus reglas, pero si sabes qué buscar y dónde, las normas cambian. Yo era un niño roto, pero mi síndrome no era el de Peter Pan. Viviría a lo bestia.
Todo mi ser huele a líder nato. Inteligente y carismático. Me faltan filtros y sobra impulsividad. Me falta adrenalina y sobra coraje. El cóctel perfecto si lo que buscas es meterte en un buen lío y estos listos se encontrarían uno muy pronto.
Encontrar un par de datos que les incriminaran no era precisamente una tarea complicada.
Os contaré un secreto: todo cambiaría si muchos entendieran que el fracaso es el ensayo del éxito. Una caída no nos define, pero hay que levantarse.
A mí me daban por perdido, y ya sabes eso que dicen: no hay que tirar la toalla a la primera, ni a la última. Esa sí que hubiera sido mi ruina.
Cometí unos cuantos fallos que solventaría. Con un par de trucos nuevos, que aproveché, y los ojos bien abiertos, debía intentar poner mis enredos en orden.
Salir de ese entuerto fue el primer paso. Nadie como yo para delinear planes al borde de lo imposible, y hacer ciego al vidente no era un problema. Divertirme con la desatención ajena era mi mayor virtud. Recurriría a mis destrezas, vaya que si lo haría.
Después de eso, encontré a cada uno de mis hombres, mis cachorros. Y juntos, formaríamos, lo que consideramos nuestra familia.
Contrabando de información de las altas esferas. Eso es lo que hacemos. No somos ningunos pandilleros. Al parecer, somos los criminales, y yo el cabecilla de ese crimen, pero ni toda luz es blanca, ni toda oscuridad negra. Los tipos malos no éramos nosotros, eran ellos.
Y ahora, con unas cuantas pruebas clandestinas guardadas bajo la sobaquera, que nos atraparan si tenían huevos.
Contaban con nuestra discreción si se portaban bien. Ese fue mi trato.
Hoy en día, a mis veintisiete años, ya he vivido tantas vidas como tiene un gato, y te puedo asegurar que las mejores vivencias vienen cuando uno se quiebra, después de la hostia.
Tras mi batacazo, mi familia sería todo cuanto me importaba en el mundo hasta que apareció Danielle en el mío.
Y es aquí, dónde me llevaron todas esas decisiones. Junto a ella, al epicentro de un cementerio rodeado de unas cuantas tumbas, demostrando de veinte formas distintas lo mucho que se puede querer a alguien.
¿Quieres que te cuente cómo llegue hasta ahí?
Kira Bodeguero
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Todo por amor (+18)© ✔️
RomanceNo esperes la típica historia romántica, tampoco un cliché de mafia. Lee el prólogo, si no te gusta deja de leer ❤️ ▪️BOOKTRAILER disponible en Instagram, puedes encontrarme como @KiraBodeguero. 🏆Ganadora en la categoría mafia/policiaca de los #Red...