𝚌𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 #3

1.2K 29 3
                                    

Enarco una ceja por sus palabras y ella me sonríe, es baja de estatura, le gano por unos veinte o quince centímetros, como no me di cuenta antes al observar la manera en que se puso de puntas para alcanzar esa campanilla que yo con tanta facilidad puedo hacer sonar desde donde me encuentro.
— ¿A caso es algún tipo de spoiler? — le cuestiono.

—No, lo dice la biografía que está dentro — ríe —. De hecho, ese libro fue el último que escribió, es lamentable lo que le pasó y su forma de pensar.
— ¿Bien? — dudo —. Soy Aidan.

Entrecierra sus ojos mientras hace un mohín.

— ¿Se supone que ahora yo tengo que decirte mi nombre e iniciar una charla? — vacila —. Es triste, quisiera saber cómo me llamo, pero sufro de alzheimer.
Frunzo mi ceño, pero no puedo evitar soltar una risa.

—No seas grosera, Sue.

Una tercera voz hace presencia.

— ¡Abuelo!

Grita en un lamento.

Él niega varias veces mirando la chica y después me regala una sonrisa, se la devuelvo y no puedo evitar regresar a la castaña quien tiene sus ojos sobre mí.
—Un gusto, Sue — murmuro.

—Sigo teniendo alzheimer — insiste —. Nos vemos mañana, abuelo, prometo venir después de mis clases. Hasta luego, chico rubio del cual ya olvidé su nombre.
Le hago una seña y ella coge su cuadro alejándose de nosotros, la miro irse y dejar la tienda, tomo una bocana de aire y le regalo un saludo al señor.
—Disculpa, tiene un carácter muy payaso — comenta —. ¿Llevarás eso?

Pregunta y asiento, él me dice la cantidad y le doy un billete junto a unas cuantas monedas para después desearle un buen día y abandonar el sitio.
Afuera, miro a mis lados y visualizo aquel vestido amarillo junto a la chamarra verde, inclino mi cabeza hacia el lado derecho y me fijo en sus acciones, está de cuclillas abrazando a un perro negro, la escena se me hace tierna y sonrío automáticamente, Sue alza su vista chocando con la mía, mi gesto sigue presente y me lo devuelve... pero acompañado de su dedo corazón.
Pienso en lo explosiva que es, por lo que arrugo mi nariz y río, decido colocar mis audífonos y dirigirme a la parada de autobuses.

—¿Qué clase de discurso querrá dar esta vez? — Aitor pregunta a mi lado, mientras seguimos a la ola de alumnos que se dirigen al gimnasio.
—Siempre es para llamarnos la atención, quizás es para recordar el reglamento del instituto, no lo sé, alguna mierda que solo nos hará perder el tiempo — farfullo con cierto enojo y cansancio en voz.
—Wowowo — repite con burla el chico elevando las manos al aire —, pero tranquilo que solo hice una pregunta tan inofensiva, ¿por qué tan a la defensiva hoy, Zoboo?
Zoboo.

Ya no teníamos trece años para que siguiera con sus apodos. La historia es sencilla, hace algún tiempo, antes de que nosotros naciéramos, existía un programa infantil de un lémur y dos chicos en donde los niños podían aprender acerca de los animales, nuestro animal favorito pues es un lémur y un día navegando supimos acerca de esa serie.

En resumen, terminamos dividiendo el nombre de esta, de forma que yo fuera Zoboo y él; Mafoo.
Lo regalo una mirada de pocos amigos y ruedo los ojos, sin ganas de soportar su carácter majadero por el día de hoy, no es como si me hubiera despertado de la mejor manera, Molly puede ser una niña lo demasiado ruidosa y muy desesperante cuando se lo proponía.
Sus gritos haciendo un berrinche para que mamá no la peinara porque "le jalaba fuerte" el cabello, hicieron que repitiera cuanto odiaba que su

habitación estuviera a lado de la mía, su voz es muy fina y aguda que hasta cuando habla rezas para que guarde silencio, es mi hermana menor de seis años, pero tan caprichosa y mimada por el tipo de padre que tiene.

Soy una persona que odia con toda su existencia que lo despierten a gritos, con luz repentina, con golpes, estos últimos ya sean con almohadas o peluches como mamá lo hacía hace algún tiempo o palmadas en la frente, estás todavía las sigo recibiendo por parte de Aitor.
Entramos al gimnasio, algunos empujan y los entiendo, sino coges algún asiento, siéntete afortunado, porque si es lo contrario; tendrás la mala suerte de estar parado durante una o dos horas.
Aitor me da un codazo, tratando de llamar mi atención la cual recibe con un ceño fruncido de mi parte.
— ¿Qué quieres? — espeto.

—Hay un lugar vacío a lado de Becca — me susurra, haciendo un pequeña seña con un movimiento de cabeza.
Dirijo mi vista hacia aquella dirección y es cierto, ahí está ella, con una blusa amarilla que le queda demasiado bien y sus largas piernas cruzadas, tiene su cabello recogido en una coleta desorganizada y sin maquillaje, a sus pies tiene una mochila y un bolso de Hello Kitty. Hoy irá a entrenar.
—Comienzas a babear — mi amigo se burla, empujándome por detrás para que me acerque —, corre y siéntate a su lado.
— ¿Qué? Estás loco, lo más seguro es que esté cuidando el lugar para... — intento excusar mi timidez de acercarme a la chica, pero Aitor me interrumpe.
—Oh, los asientos no tienen dueño, ve y siéntate a su lado.

—Joder, Aitor, por algo nadie lo ha hecho.

—De acuerdo, vamos a los de arriba.

No discutimos tanto, pues se rinde fácilmente y nos dirigimos hacia el pasillo de las filas para ocupar lo del fondo, estamos subiendo las escaleras y cuando llegamos a la bina en donde Rebecca está sentada, siento como me empujan de un lado para caer en el asiento vacío a su lado, chocando con el hombro de ella.
Maldito Aitor.

Agh, desgraciado.

Me quedo estático, completamente desorientado y solo miro sobre mi hombro como mi mejor amigo sigue su recorrido.
Exagerando las cosas, puedo sentir como el aire entre mis labios sale con desesperación, cierro mis ojos con fuerzas y me regaño mentalmente que debo dar la cara y pedir disculpas por el incidente que ha ocurrido, pero demonios, siento los nervios hasta la punta de mis cabellos.
Giro lentamente, encontrándome con su mirada gris, su perfecta ceja arqueada y con una mano sobándose su hombro.
—A-ah, lo siento — tartamudeo al inicio —. Me empujaron.

—Lo noté — su timbre de voz es agradable aún con un tono de obviedad —. Las personas se comportan como animales salvajes.
La sigo observando como si estuviera en una especie de shock, quiero abofetearme, por favor, alguien deme un cachetada para que reaccione.
—Descuida, estoy bien — sonríe.

✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨

[⛓🧷🍹]:capítulo corto, me gusta ❣

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 08, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

𝑺𝒊 𝒍𝒂𝒔 𝒑𝒆𝒓𝒔𝒐𝒏𝒂𝒔  𝒇𝒖𝒆𝒓𝒂𝒏 𝒄𝒐𝒏𝒔𝒕𝒆𝒍𝒂𝒄𝒊𝒐𝒏𝒆𝒔 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora