✈︎🄰🄳🄾🄽🄸🅂☁︎

2.5K 328 127
                                    


—¡Diviertansen! —gritó desde su auto.

—¡Nos vemos mañana papá! —devolvió el saludo Victor.

Shoyo había dejado a sus hijos en casa de Tanaka, otra de sus pijamadas se llevaría a cabo por lo que el con gusto los llevó. Una noche de relajación no sonaba nada mal.

Cuando llegó a su hogar dejó sus llaves y fue hacía la cocina por algo de beber, el día era un poco caluroso, el verano estaba cerca. Su teléfono sonó, al verlo le extraño ya que el número no estaba registrado pero luego de verlo por algunos segundos lo reconoció.

Era su ex esposo.

Le pareció sumamente raro, desde su separación no hablaban, no directamente al menos ya que su trámite de divorcio fue plenamente a través de sus abogados. Abrió el mensaje y sus ojos se abrieron de par en par.

Una invitación de matrimonio. Era un maldito mensaje donde lo invitaba a su boda.

Hinata dejo caer su teléfono por accidente y el ruido que provocó al chocar contra el suelo lo hizo reaccionar, cuando lo tomó lágrimas comenzaron a recorrer sus mejillas, unas que deseaba detener pero le eran imposibles.
No entendía porque sentía ese dolor, en realidad si lo sabía pero prefería no admitirlo.

Ya no estaba enamorado de Paulo, tampoco lo extrañaba, pero habían sido tantos años juntos, tantas experiencias juntos, que la simple idea de que definitivamente todo había terminado le causaba conflicto. Su ex esposo ya lo había olvidado, ya no le importaba, era parte de su pasado.

Con sus manos temblorosas buscó un contacto en especial, necesitaba hablar con alguien, desahogarse y llorar libremente mientras otra persona lo escuchaba.

Shoyo: Kenma ¿tienes tiempo para hablar?

Kenma: Hola Shoyo, claro ¿sucedió algo?

Shoyo: Necesito hablar con alguien, me siento horrible...

Kenma: Dime qué pasó.

Shoyo: Dos palabras, ex esposo-matrimonio.

Kenma: Esperame.

Shoyo esperó a que su amigo lo llamara y los minutos sólo lo ponían más nervioso, estaba en el sofá nervioso golpeado su pie contra el suelo, observando cada 5 segundos su celular.
Las horas pasaron, 3 horas en donde aguardó el llamado del rubio y nunca llegó, creyó que tal vez había sido muy molesto e interrumpió a su amigo en el trabajo por lo que se rindió a hundirse en su tristeza solo.

No se había movido de la sala, estaba en posición fetal llorando con fuerza, intentó repetidas veces calmarse pero parecía inútil. Su cuerpo no estaba dispuesto.

El timbre sonó y eso lo asustó, esperaba no fuera alguno de sus amigos o su familia, no deseaba que lo vieran tan vulnerable. Secó lo más que pudo sus lágrimas y abrió la puerta, llevándose una sorpresa gratificante.

—Tengo helado y vino así que vamos a hablar de ese idiota. —dijo levantándo la bolsa de supermercado.

Shoyo se lanzó a sus brazos y lloró con fuerza, Kozume lo sostuvo todo el tiempo, acarició su espalda y susurraba palabras de aliento. Ambos fueron otra vez a la sala, sentandose y poniéndose cómodos, Kenma lo dejó allí unos segundos mientras iba a la cocina por dos copas y dos cucharas. Sabía que serían largas horas de consuelo.

➪🅱︎🅰︎🅲︎🅺︎ 🅷︎🅾︎🅼︎🅴︎✈︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora