Prefacio:
Corrí tan rápido como pude, sin voltear a ver a los cazadores, corría tan rápido, que pensé que mis piernas se derrumbarían en ese sitio. Los ruidos que había detrás de mi me llamaban. Todo lo que había pasado era como una mancha. Los ruidos crujientes cuando pisaba las hojas de los árboles, que habían caído con el otoño, con los pies descalzos eran casi inaudibles. Ignorando cada dolor de mi cuerpo, a partir de mis sentidos, que se desvanecían. El único pensamiento que tenía era huir tan rápido como pudiera, antes de que mis pies sangraran. Tomando cada rama y cada árbol que se cruzaba en mi camino, desesperadamente arrastrando mis pies para escapar. El hambre que sentía en mi estómago era agonizante, era un recordatorio de cómo estaba débil y necesitaba alimentarme. De repente, mis pies estaban muy pesados y habían tropezado con algo. Que era eso. Mis piernas ya no tenían fuerza para continuar sobre ellas. Mi cuerpo semidesnudo se conectó con el frío suelo y mi cara quedo excavada en la suciedad. Me rendí. Mi visión se había convertido en nada más que oscuridad.
Unos pequeños sonidos llegaron al lugar. Lentamente abrí mis ojos. Todo era luz. Estaba en una habitación. Rápidamente, salte de la cama, pero algo estaba deteniendome. Voltee a ver algo que se veía como una aguja que perforaba mi piel. Horrorizado tire de el sin ningún esfuerzo. Mientras buscaba un lugar para escapar, me di cuenta de que un hombre entraba en la habitación. Mi pulso empezó a correr. Espantado me volví a una esquina. El hombre pálido me dijo que comprendía mi estado y que no se iba a acercar más. Observando cada movimiento que el hacía, hasta el más mínimo parpadeo. Lo miré lentamente poner sus manos en alto. Cada movimiento que el hacía era lento, para asegurarme de que no me haría daño. Separó sus labios para empezar a hablar.
''Lo siento. No fue mi intención asustarte.'' Su voz era suave y dulce como sus ojos color miel. Puso sus manos hacia abajo, pero conservo su lugar. Sin respuesta de mi parte, continuó. ''Mi nombre es Carlisle Cullen. No quiero hacerte daño.'' Me dedico una amable sonrisa como prueba. ''¿Puedo pasar?'' No había sentido miedo. Así qué me límite a asentir. Aún manteniendo un ojo. Se acerco a la cosa que había sido atravesada en mi piel antes y lo recogió. ''Usted tiene curado rápido, lo que es bueno. Me alegro.'' Puso sus ojos fuera de los míos para voltear a ver a mi cuenta y quitar los vendajes, casi sin cicatrices. Mi garganta estaba seca. Sabiendo que mi voz no iba a ser tan hermosa como la de el, hablé de todos modos. ''Gracias''. Mi voz se agrietó a mitad de la frase. Se volvió hacia mi con un pequeño guiño y sonrió. ''Deberías descansar hasta que estés completamente bien, si necesitas algo solo pídelo''. Asentí, volví a la cama y el se retiró. Eso fue fácil porque dormir vino hacia mi en cuanto cerré mis ojos. Lo último que escuche fue cuando cerro la puerta y salió de la habitación.
Otra vez, desperté en la misma habitación, pero esta vez, sin miedo. Nada había cambiado, excepto que había ropa en la esquina de la cama. Totalmente despierto, el dolor se había ido, incluso mi hambre. Me levanté y cogí la ropa bien doblada en la esquina de la cama, suponiendo que era para mi para cambiarme. Voltee alrededor de la habitación y vi una puerta abierta. Me acerqué un poco hacia la puerta y me di cuenta de que había un baño.
Me quité la ropa y me di cuenta de que me debía haber cambiado a unos pantalones y una camisa antes. Giré el grifo, para que saliera el agua caliente. Cuando entré en la ducha, mi cuerpo se estremeció al sentir el agua caliente corriendo por todo mi cuerpo. Ha pasado mucho tiempo desde que han tenido este lujo. Una vez que lave cada parte de mi, cerré el grifo. Salí de la ducha, y entré al aire frío. Agarre la ropa, y me la puse rápidamente, para entrar en calor. Sin mi cabello seco, me puse la camisa, y lo deje gotear en ella. Limpié el vidrio empañado con la camisa en el suelo para verme.
Debajo de mis largas pestañas negras, estaban mis enormes ojos azules con un anillo verde alrededor de mi pupila. Todo en mi cara estaba limpio, sin suciedad ni cicatrices. Una pequeña sonrisa corrió por mis labios, pero poco a poco se desvaneció, porque sabía que esto no duraría para siempre.
¿Porque sigo aquí?, me pregunté, sabiendo que era porque no tenía a ningún otro lugar que ir. Entonces, supongo que tendría que disfrutar esto mientras durara. Finalmente, salúdeles baño, y vi unos calcetines y unos zapatos. Me senté en la cama para ponérmelos. Asombrosamente, todo me quedó.
Tímidamente, sali del cuarto, y me dirigí a las escaleras, cada vez que me acercaba, alcanzaba a escuchar unos ruidos. Carlisle vino, y me vio desde el fondo de las escaleras. Otra vez, volví a sonreír. ''Me alegra que ya estés despierto, me gustaría que conocieras a mi familia''. Baje las escaleras lentamente, y antes que pudiera tocar el último escalón, una chica llego y me abrazó. Una vez que se fue, pude ver lo linda que era. Y como la de Carlisle, su voz era coma una melodía. ''Me llamo Alice, me alegra que estés despierto. No sabía cual era tu estilo, así que escogí ropa casual''. Me dió una sonrisa con sus dientes perfectos. ''Gracias'' eso fue lo único que se me ocurrió decir antes de que ella tomara mi mano. No sabía que pensar. Eso no se hacía usualmente. Ella me guió hacia la sala, donde había cinco personas más y Carlisle. Ella se detuvo, pero no dejo ir mi mano. Señalaba a una persona y mencionaba su nombre. ''Ella es Esme, Emmett, Rosalie, Edward, and this is Jasper''. Soltó mi mano y se fue junto al hombre musculoso llamado Jasper. El puso su mano alrededor de su pequeño cuerpo. Se mostraron una sonrisa. Todos eran perfectamente hermosos.
La mujer con pelo oscuro llamada Esme, se paró frente de mi, y me dijo, ''Hola. Me alegra que te encuentres bien. Hice Pasta en caso de que te despertarás con hambre''. Dije que no. El hombre fortachón llamado Emmett me dijo, ''En serio, estuviste dormido durante tres días, estoy sorprendido de que no tengas hambre''. Ignorando los anteriores comentarios, los mire a cada uno de ellos. Pensé algo. Viéndolos bien, podría decir que ellos no eran humanos. Todos eran extremadamente pálidos, y la forma en la que eran sus ojos, eran inhumanos. Todos tenían una belleza única que no se podría comparar con un humano. Cada parte de su cuerpo era perfecta. Estaba seguro de lo que eran. No había duda.
''Yo se lo que son''. Mi voz había hablado, y esta vez no se había agrietado. Por la esquina de mi ojo pude ver a Carlisle dándoles una señal. El otro chico llamado Edward asintió, y cada uno tomó diferentes caminos, desapareciendo alrededor de la casa. Me preguntépor qué, pero no pregunté. Carlisle me volteó a ver, señalándome que me sentara enfrente de el. Una vez que lo hice. El habló.
Continuara...
