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—¡Me encanta esa! — el chico con aroma a vainilla algaba a su amigo— ¡amé, te ves hermoso!

El Omega solo intentaba llevar las flores que había comprado a su casa para su madre, pero en el camino se encontró a Moon Taeil, viejo amigo suyo.

—Hyung, ya estoy cansado y tengo que llevarle estás flores a mi madre— murmuró vagamente observando su celular video que ya era tarde— ¡mamá va a matarme!

Ese era el día libre que el instituto les daba a sus estudiantes para salir a divertirse, a pasar tiempo con su familia o lo que ellos quieran, pero que deberían volver el lunes temprano para sus clases.

Ten y Taeyong decidieron ir a visitar a la señora Lee, aunque no era la madre de Ten, él la quería como a una. Tae fue a comprar unas flores primero y pidió al otro omega que se adelantara, pero no contó con que su amigo le haría una mini sesión de fotos ya que, según él, se veía hermoso con las flores.

—Está bien, gracias por las fotos Tae. ¡Mi grupo de fotografía las amará— abrazó al omega—me debes una salida eh!

—Claro que sí hyung.

—Bien, saluda de mi parte a tu mamá, a Ten y al pequeño Mark—pidió el omega haciendo sonreír a Taeyong.

—Lo haré — respondió amablemente para encaminarse a la casa de su progenitora.

No tardó ni 10 minutos en estar al frente de la puerta listo para tocar. Fueron unos 3 segundos para que la mujer que a su parecer se veía como una princesa abriera la puerta de su hogar.

—Hola cariño— Abrazó a su hijo mayor y recibió las hermosas flores— pasa, adelante que Ten se va a acabar los pastelillos.

—Hola mami— extrañaba tanto a esa mujer que no dudo en ocultar su rostro en su cuello olfateando el delicioso aroma a caramelo que lo arrullaba desde que nació.

—¡Hyung!

—Hola Mark— abrazo un poco fuerte a su pequeño hermano o no tan pequeño ya que estaba a punto de cumplir sus 8 años— ¿cómo vas en la escuela leoncito?

—Bien, aunque ahora tengo un nuevo compañero de asiento hyung— vio sus ojitos brillar y sonrió viéndolo tan entusiasmado— ¡es genial!

—Me alegra que alguien esté feliz en la escuela— esta vez hablo Ten comiendo dos galletas a la vez —porque nosotros estamos llenos de trabajos.

—Entonces, ¿por qué vinieron cachorros? — habló muy preocupada la omega, para ella lo más importante eran sus hijos y aunque Ten no fuera suyo biológicamente, lo considera como uno— no pueden descuidar sus estudios así.

—La familia es primero, señora Lee.

—Y las personas que amamos son lo más importante—  esas respuestas hicieron a la mujer sonreír orgullosa de sus chicos que pese a que su alfa la abandonó ella siguió adelante por ellos.

—Nosotros también los amamos mucho— los abrazó y besó sus mejillas— estoy orgullosa de ustedes.

—¿Y de mi? — hizo un puchero moviendo sus pestañas.

—De ti también mi bebé— se acercó a besar su mejilla y abrazarlo.

—No soy un bebé mamá, soy un hombre alfa pecho peludo— reclamó golpeando su pecho.

—Puedes ser hasta un dragón, pero para mí eres un bebé todavía—la respuesta de la mujer y la reacción del menor hizo a los omegas restantes reír.

INSTITUTO SMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora