La melodía del piano acompañaba el baile que se realizaba en el castillo, todas las personas del reino estaban ahí, acompañando a los reyes en su celebración por su primer hijo. Marinette portaba un hermoso vestido rojo, Adrien usaba su mejor traje en negro mientras que su hijo estaba cubierto en sabanas brancas. Todos al ver al príncipe quedaron encantados con su ternura, y estaban seguros que sería un buen rey en el futuro.
Marientte cargaba a su hijo sentada en el trono, y Adrien los observaba con mucha ilusión, en su miraba se podía notar lo mucho que amaba a los dos.
- Deberían ir a bailar, majestades - comenta Alya acercándose a ellos junto a Nino. - el pueblo los quieren ver.
- Creo que sería buena idea, Mi Reina - Adrien extiende su mano hacia Marinette y ella la recibe, encargando a Alya el bebé.
Las personas que bailaban dieron espacio para los reyes, dejándolos bailar solamente a ellos en la gran pista de baile, Adrien envolvió con su brazo la cintura de Marinette, poniéndola muy cerca de él, la música, que por un momento se detuvo, volvió a sonar en el lugar, y al compás de la melodía, los reyes bailaban.
- Eres la mujer más hermosa de este reino - le susurra Adrien y Marinette sonrojada niega con su cabeza.
- Claro que no, hay mucho más jóvenes y hermosas, yo ya estoy poniéndome vieja - Adrien no puede disimular su disgusto ante tal comentario y la da un beso en su mejilla, poniéndola aún más sonrojada.
- Tal vez, pero aquellas jovencitas no tuvieron que soportar mi mal comportamiento después de casados, no me enseñaron a ser cariñoso, no gobernaron París solas después de que el rey haya desaparecido por dos años, ellas no salvaron a mi hijo que aún seguía en el vientre y lo más importante es que a ellas no las podría llegar a amar tanto como te amo a ti - Las mejillas de Marinette no podían estar más rojas, aquellas palabras la llenaba de de paz, porque nadie más que ella sabía todo lo que había sufrido para estar por fin con la persona que ama y su hijo. Adrien no puede evitar sonreír al ver el rostro de su amada, así que se acerca a su oído para susurrarle - me encanta que aún te sonrojes, aunque ya llevemos mucho tiempo amándonos.
- Deja de hacerlo, me da vergüenza con las personas mirándonos - le reprocha Marinette pero él no le hace caso y le da un corto beso en sus labios. Las personas a su alrededor miraban la escena con mucha felicidad, ya que les encantaba ver el amor que transmitía sus reyes así que no pudieron evitar aplaudir con alegría.
Después de que Marientte lo regañara por su "imprudencia", decidieron salir al jardín, alejándose por un momento de todos. Los dos admiraban el hermoso cielo estrellado, la luna no estaba esa noche, pero aún así todo era perfecto.
- Ahora si tengo permiso de besarte sin ser regañado, aprovechando esta hermosa noche, mi lady - Dice él en un tono coqueto y divertido, Marinette con una pequeña sonrisa asiente con su cabeza, ya que no podría negarse que besarlo le encantaba.
Adrien al ver su aprobación, se acerca a ella, y colocando sus manos en sus mejillas, se acerca a sus labios para darle un tierno beso, sus labios se movían con ternura, querían transmitirse uno al otro cuanto se amaban, hasta que poco a poco se fueron transformando en un beso apasionado, donde sus respiraciones se volvían agitadas - Te amo, mi reina, te amo tanto - le susurra Adrien en medio de su beso mordiendo suavemente su labio inferior.
- Y... Yo también te amo - le responde ella al lograr separarse un poco de su beso, pero él no muy satisfecho prosigue a acercarse a su cuello dejando un camino de besos húmedos, logrando que a Marinette se le escapara pequeños gemidos de placer. - Debemos parar, la celebración aún no termina.
Adrien ignora las palabras de Marinette y sigue besándola, bajándole un poco el escote de su vestido para así besarla en el comienzo de sus senos. Marinette no podía negar que Adrien la volvía loca con aquél toque de sus labios, pero con la poca fuerza de voluntad que le quedaba, logra separarse de Adrien y le repite sus palabras.
- Lo sé mi reina, pero es que me encantas y me vuelves loco con tu aroma y tu suave piel - le Confiesa.
- P... pero hay muchas personas en el reino y quiero tener de nuevo a nuestro hijo en mis brazos - Adrien acepta resignado y besa una vez más sus labios antes de volver al baile.
El baile duró mucho más de lo que pensaban, pero todos se estaban divirtiendo tanto que no pudieron pensar en la hora. Ya faltaba poco para el amanecer cuando las personas decidieron marcharse, ya que debían hacer su rutina del día o vender en sus puestos. Los padres de Marinette, quienes también estaban en el baile, felices por su primer nieto, decidieron quedarse a dormir en el castillo, no sin antes desearle lso mejores deseos al bebé.
Marinette estaba muy cansada sentada en su cama alimentando al bebé, ya que había estado llorando. Después de despedir a los últimos invitados, Adrien llegó a la habitación sentándose al lado de su amada.
- Estoy exhausto - comentó él acariciando la mejilla de su hijo, para después, sin poderlo evitar, acariciar el pecho de Marinette, causándole algo de cosquillas.
- ¿Te quedarás a dormir? - inquiere ella, pero él niega con su cabeza.
- Tengo asuntos que resolver, no sabía que el baile iba a durar tanto, pero me divertí mucho.
- Yo también, hace mucho me hacia falta reír tanto - Marinette termina de alimentar al bebé, así que decide acostarlo en mitad de la cama, y ella se acuesta a un lado de él.
- Mi reina - la nombre Adrien acostándose al otro lado de la cama, dejando a su hijo en medio de los dos - ¿sí eres feliz? - a Marinette le parece algo extraño su pregunta, pero aún así decide responderle.
- Sí, soy muy feliz, y más con la llegada de nuestro hijo, que es el fruto de nuestro amor - Adrien sonríe tiernamente por su respuesta y mira a su hijo descansando a su lado.
- Gracias a ti supe qué es el amor, aprendí a amar y de igual forma sentí que es ser amado, pensé que no podría amar más, hasta que me diste el placer de ser papá... Yo miro a mi hijo y ahora comprendo a mi padre, él quería que yo fuera feliz, que fuera amado, y yo quiero que mi hijo tenga la misma suerte que tuve al tenerte como mi reina - Adrien toma la mano de Marinette y la mira a sus ojos.
- No puedo creer que llegáramos hasta este punto, por un tiempo pensé que nunca me amarías.
- Debo admitir que yo tampoco, pero eres tan hermosa que ¿Cómo no amarte cuando me haces tan feliz? - Marinette muy feliz por sus palabras, se acerca a él y le da un tierno beso, y mirándose a sus ojos prometieron amarse para siempre.
- Te amo - Le susurra.
- Te amo... - respondió él antes de quedarse dormido junto a su reina y su hijo, quienes compartirían su amor por lo que les restaran de vida, ya que se querían tanto que ya no permitían imaginarse sin estar al lado del otro, sus obstáculos sólo ocasionaron que se amaran más y más, ellos encontraron en el otro ese motivo por el cual se imaginaban una vida llena de felicidad, Adrien sabía que ella era el amor de su vida, y Marinette sabía que estaban hechos el uno para el otro...
FIN
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HOLAA!!!, como pueden ver, este es el final de esta historia, gracias a todos los que me acompañaron en este proceso, sus comentarios y votos me motivaban mucho a seguir, les agradezco mucho por todo. <3
En pocos días subiré un epílogo, mientras tanto los invito a mi nueva historia que ya está en mi perfil de Wattpad, "Déjame Amarte", donde los protagonistas son nuestra pareja favorita, Adrien y Marinette, sin más qué decir, les agradezco una vez más, los quiero mucho... <3 <3
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Mi Reina( Marinette X Adrien ❤)
RomanceDebido a los actos de desobediencia, egoísmo y poca seriedad con su pueblo, el rey de París, Gabriel Agreste, obliga a su hijo Adrien Agreste, el heredero al trono, a casarse con Marinette Dupain, una plebeya del pueblo, el cual fue elegida al demos...