Me repito una y otra vez que soy feliz, que todo va bien, que estoy orgulloso de mí mismo.
Ya claro, y ¿que coño es entonces eso que te pesa en el pecho como si llevases encima un ancla? No sé qué es, pero sé quién me ayuda a que pese más, más y más. Me hace sentir culpable de todo lo que hago o digo.
Pero si yo merezco ser feliz, no? Porque debo llevar esta maldita ancla solo porque a ti te pesa, es horrible, mentira, tú lo eres. Déjame limpiar mi ancla y llévate la tuya a otra parte, déjame tranquila en mi barco, que yo ya voy por mares tranquilos, algo que tú no quieres hacer.
Lo siento, yo no puedo ayudarte a ser tan tonta.