Capítulo 33: Una última chispa, una débil esperanza

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Malefor no sentía ni una débil fuerza de maná mientras observaba el pozo por el cual había caído todos sus enemigos. Creyéndolos derrotados, se elevó hacia el cielo y empezó a descargar su energía oscura hacia el cielo para cubrir todo el reino en oscuridad absoluta.

Sin embargo, mientras estaba en esa tarea, uno de los topos, Magnus, se había aproximado al lugar donde estaba el hoyo. Cuando llegó, mirando la profundidad, gritó:

"¡General Spyro!" no obtuvo respuesta, "¡General Jhonny! ¡General Edel! ¡General Cynder! ¡¿Alguien?!"

Nadie respondía. Cuando temió lo peor, el borde se deshizo y el topo cayó hacia el fondo durante unos minutos. Sin embargo, cuando estuvo a punto de morir por la caída, unas patas amigas le ayudaron.

"¿Te encuentras bien, Magnus?" le preguntó una voz.

"¡General Spyro!"

Una pequeña luz se hizo presente: Jhonny había encendido unas antorchas que casualmente estaba allí. A su alrededor, Cynder, los guardianes y jóvenes dragones también estaban vivos, pero bastante malheridos. Cuando Spyro bajó a Magnus, el dragón púrpura sintió un dolor insoportable en su pata derecha.

"¿Dónde estamos?" preguntó Nina.

Todos giraron su vista a su alrededor: el lugar en el que estaban era profundo, había edificaciones antiguas, runas y esculturas extrañas, estalagmitas que amenazaban en caer en cualquier momento. La mayoría no conocía el lugar, pero Spyro y Cynder sí: eran las catacumbas debajo de los restos de la montaña. Cerca de ellos, estaba un agujero donde la enorme gema donde dormía Malefor estaba momentos antes.

Volviendo con el grupo, Spyro había encontrado unas runas que representaban a Malefor cuando estaba en su juventud. Eso hizo pensar al héroe púrpura: ¿había alguna posibilidad de vencer a Malefor? ¿por qué posee tanta oscuridad? Recordó las palabras de Prowlus en Avalar:

"...no he olvidado cómo Malefor solía ser de joven..."

Él tenía razón: Malefor había olvidado completamente la educación que se le había brindado. Creía que con el poder podría crear y destruir lo que quisiera. Pero estaba equivocado: El poder sin el corazón solo lleva a la oscuridad. Teniéndolo claro, Spyro pensó que era él mismo quien debía detenerlo y no exponer a sus amigos y familia. Sin embargo, cuando trató de moverse, su pata fracturada le hizo detenerse.

"¡Spyro!" le detuvo Cynder, "¿Estás...?"

Pero a ella le empezó a doler el ala derecha. Spyro trató de ayudarla y se dio cuenta de que no quería que le pasara nada peor.

"Es inútil" dijo Thorr tratando de sobreponerse al dolor, "No podemos vencerlo, es muy poderoso"

"Tengo que admitirlo chicos" mencionó Cynder un poco mejor, "Es diez veces más fuerte que la última vez..."

Los Skylanders se acercaron al grupo.

"Lo siento, mi luz no fue tan fuerte como pensaba..." empezó a decir Sam.

"Incluso la más pequeña y diminuta chispa de luz puede ser la esperanza" le detuvo Jhonny, "No te preocupes, mientras aun estemos vivos, habrá esperanza, jovencito"

"No te des por vencido Sam" le apoyó Aurora y el resto de sus amigos también.

"Es cierto" le apoyó Cynder, "Además, no creo que la luz de Sam, combinada con la de todos ustedes haya sido débil: es que su oscuridad es más potente que nunca"

Hay que recordar que los dragones de luz y oscuridad pueden detectar cambios en ambos elementos, así como los de fuego y hielo detectan cambios en la temperatura.

La Leyenda de Spyro, La Última GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora