Capítulo 7: Te lo demostraré.

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Mi familia era una de las más envidiadas. Siempre nos veían sonriendo por los chistes poco graciosos que hacía papá. El típico cliché de llegar la escuela en el auto de tu padre y darle un beso en la mejilla antes de salir. Cada fin de semana salir de paseo, o simplemente pasar la tarde en la piscina de la casa. Todo era muy bueno, no entiendo cuando nuestro castillo de fantasías se comenzó a derrumbar.

Probablemente nunca existió. Solo fue una fantasía. Fantasía creada por mis padres para hacernos felices a mí y a mi hermana, solo por nosotras.

Nos amaban tanto que fingieron seguir teniendo su amor.

Mientras ellos se peleaban por nuestras custodias, yo trataba de distraer a mi pequeña hermana de todo ese lío. Esa habitación había sido nuestro lugar seguro luego de que nuestros padres pelearán a cada minuto que pasaba. Los osos habían sido testigos de las lágrimas que ambas habíamos derramado, aunque las mías eran secretas. No podía dejar que mi hermana me viera llorar, tenía que ser fuerte por ella, a pesar de que yo también me comenzaba a derrumbar.

Mi pequeña hermana se convirtió en mi lugar seguro, y esa habitación en un lugar de ilusiones.

Cuando papá logro obtener la custodia de mi hermana, Clarise, no supe que sentir. Mamá lloro, lloro mucho. Lloro como si yo no existiera. Se encerró en su habitación por una semana, y luego salió como si nada. Me ignoro y se sumergió en su trabajo, me dejó completamente de lado.

Mi único apoyo para no derrumbarme eran Theo y Dalio. Ellos me ayudaron a seguir de pie, a pesar de que también estaban sufriendo por la separación de sus padres.

Gracias a ellos es que sigo aquí, sigo siendo una chica aparentemente feliz.

La puerta comenzó a ser tocada devolviendo mi mente a la realidad, dejando de lado mis recuerdos.

Mire el techo de mi habitación sintiendo la recaída que había adquirido mi cuerpo de repente.

El ingresar a esa habitación me hizo volver sentir ilusión, y esa ilusión solo logra dañarme, porque se que jamás se hara realidad lo que deseo.

Se que jamás podré tener lo que tanto me ilusiona.

Nuevamente el sonido de la puerta me devolvió a la vida real.

Sin muchas ganas me levanté de la cama, di unos pasos desanimados y tome la manija de la puerta abriendo está con pereza.

Thender apareció frente mis ojos y no pude evitar poner en blanco estos.

—Te traje tu almuerzo—Mire la bandeja que traía en manos sin expresión alguna.

Ni siquiera tenía apetito.

La carne frita se me hizo asquerosa y la ensalada de al lado, ni que hablar.

—Uno te trae el almuerzo y tú pone una cara de asco—Se quejo.

—Nunca te pedí que me trajeras el almuerzo—Dije aún inexpresiva.

—Claro, la niña se queja de que no le hacen almuerzo, pero ahora no quiere recibirlo—Dijo sin poder creerlo—Bueno, lamento informarte que te lo tendrás que comer, quieras o no.

—No eres mi madre—Bufé.

—No, pero soy tu niñero, tu madre me dejó completamente a cargo de ti, así que...—Introdujo el tenedor en la carne y luego con esta enganchada la llevo a mi boca—Come.

Hice una cara de asco y aparte el tenedor de mi cara. Le arrebate la bandeja de la manos y le quite el tenedor.

No soy una niña para que me dé la comida en la boca.

¿Enserio creíste que era un nerd?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora