Capitulo 28. Parte II

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«Alessa, abre la puerta, llegarás tarde al colegio».

Escucho la voz de mi mamá en mi sueño, aunque se siente muy real...

«¡Alessa Leest...!»

Golpean la puerta tan fuerte que reacciono y me doy cuenta que es real, no estoy soñando.

Mierda.

Me despierto sobresaltada después de escuchar los golpes fuertes en mi puerta.

Intento levantarme pero un brazo grande reposa en mi cintura impidiendo mi movilidad.

Siento la respiración de alguien muy cerca de mí. Entro en pánico y sin saber si mirar a la persona que está a mi lado. Levanto mi cabeza con nervios y veo el rostro dormido de Matthew a poco centímetros de mi. Dejo escapar un largo suspiro antes de pasar mis manos por mi rostro y quitar el brazo de Mat para poder ponerme de pie.

—¡¡ALESSA, ¿QUIERES QUE TIRE LA PUERTA?!!—, mi madre grita acompañado de un fuerte golpe en la puerta. Doy un salto, tropiezo y el suelo me espera.

—¡Yo no fui, enserio!— dice Matthew dormido.

Otro golpe de mi madre suena en toda la habitación y estoy segura que si no hago nada derrumbará la puerta.

El siguiente golpe hace que Matthew y yo quedemos viéndonos fijamente sin saber que hacer.

Matthew en mi habitación, semidesnudo y con cara de sueño, me traerá demasiados problemas.

—¿Qué vamos hacer?—, gruñe con cara de terror. No puedo evitar soltar una carcajada al ver su cara.

—Pensé que te habías muerto, sal rápido, Alessa—, escucho decir a mi mamá.

—Ahora bajo, má— digo muerta de la risa.

—¿Solo te reiras de mi cara o moverás tú sabroso culo de ese suelo y me darás un beso de buenos días?—, frunce el ceño con un suspiro de alivio.

Me sonrojo y levanto mi trasero del suelo, que por cierto está frío.

—De hecho, tu caída fue...—no termino de hablar porque una risa gigante interrumpió.

—Cállate torpe, te escucharán— exclamo totalmente fuera de broma y tapo su boca con mis manos.

-Cállame con un beso mejor.

Levanto ambas cejas, fingiendo asombro.

Niego con la cabeza y él ríe picaron.

—¿Qué vas hacer hoy?, ¿irás al colegio a esta hora?—, pregunta frunciendo el ceño.

Mi pequeño reloj indica las 8:03.

Mierda, mierda y más mierda.

—Ni modo, tampoco es que quería ir—. Me encogí de hombros—, ya es hora que te vayas, no quiero problemas con mi mamá.

El semblante alegre de Matthew cambia y su mirada se entristece.

—Nos veremos después.

Él solamente me da una última mirada, y asiente.
Recoge su ropa y desaparece por la ventana.

Nuevamente la soledad me invade y un dolor en mi pecho me estremece y sin esperarlo las lágrimas llenan mi rostro.

Ni siquiera sé porque lloro. Solo sé que duele. Me duele el alma...

3 horas más tardes.

Salgo del baño envuelta en una toalla blanca, voy a mi armario y tomo un jean negro, un top negro, acompañado de mis tenis blancos y una chamarra jean corta.

¿Ellos, él o yo? © [Darkness 0.1] En PausaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora