Capítulo único

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“Hay amores que simplemente no deben cruzar el límite de la amistad”

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—¿Qué es lo más loco y estúpido que haz hecho ttebane?.—pregunto ella, mientras suspiraba y recostaba su espalda sobre el verde pasto, observando distraída el azul cielo decorado con nubes.

El la observó unos segundos e imitándola también recostó su espalda sobre aquel verde pasto.
Suspiro, mientras dirigía su oscura mirada al cielo…

—Enamorarme de ti…—contesto con la calma e inexpresividad que siempre lo acompañaba.

Después de tanto tiempo, confesar aquello ya no parecía algo tan difícil ni imposible.

—¿¡Que..!?—la escucho jadear algunos minutos después y entonces, solo entonces él la observó; tenía ambos ojos abiertos de par en par, con su rostro descompuesto en una mueca de absoluta sorpresa, ni siquiera había nada lindo como un sonrojo o una mirada tímida, simplemente estaba aquel rostro incrédulo y sorprendido.

Suspiró y regreso su mirada al despejado cielo azul.

—Eso, ha sido sin duda alguna la cosa más estúpida que he hecho…—comento cerrando sus ojos cuando algunos rayos de sol golpearon sus ojos.

—¡E-espera ttebane! ¿¡Cómo!? ¿¡Cuando!? ¿¡DÓNDE!? ¿En que momento sucedió eso?.—pidió con voz a grito.

¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde?

Si era sincero, ni siquiera él lo sabía, cuando se dio cuenta esos sentimientos ya estaban ahí, cuándo fue consciente ya era demasiado tarde para detenerlos. Pero estaba bien, no pensaba tener nada con ella, de hecho ni siquiera quería que ella correspondiera esos sentimientos.

—Eso no importa ya…—susurro.

—P-pero…

—No estoy esperando una respuesta a lo que dije.—dijo con algo de fastidio al sentir la inquietud de ella.

—¡Entonces para que me dijiste eso ttebane!.—grito ella con molestia golpeándole levemente el brazo.

—Bueno, tu preguntaste y yo contesté.—dijo con indiferencia abriendo uno de sus ojos, solo para sonreír al instante al ver su mirada molesta.

—Fu-baka…

—Esta bien, no hay necesidad de que digas nada, de hecho no digas nada mejor.

—¿Por qué?

—¿Mmm?

Ella suspiró y rasco su cabeza, para después solo volver a lanzarse al verde pasto.

—¿Por qué nunca dijiste nada?—pregunto sin mirarlo, el en cambio si la miró y solo suspiró.

—No quería que me correspondieras.—contesto con sinceridad, ella lo observó confundida él se encogió de hombros.

—Eres raro.

—Mira quién lo dice.

Ambos guardaron silencio después de eso, solo disfrutando la compañía que el otro le ofrecía y entonces él sonrió. Si. Aquello era lo que él atesoraba, esos momentos junto a ella era suficiente, no necesitaba de nada más solo con saber que ella estaba bien, que ella era feliz y que podía verla y escucharla era suficiente para él.

No necesitaba más.

No era necesario más.

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⏰ Última actualización: Sep 15, 2021 ⏰

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