Un año ha pasado desde que Jin Ling asumió el liderazgo de la secta Lanling Jin.
"Arreglar lo que otros hicieron", en esto se resumía su año.
Y no había tenido problemas tan graves... bueno, solo hasta ahora.
- "Joven amante", cuando te llamo de esa...
Jian Cheng no podía pensar en un castigo lo suficientemente cruel para ese grupo de crimínales. No quería asesinarles; significaría darles una rápida y piadosa forma de morir, y lo que menos quería era una muerte rápida para ellos. Tenían que pagar. Los orillaría a pedir misericordia.
El jamás fue de los que asesinaban por placer. Odiaba tomar vidas si no era necesario. Aunque sabía lo irónico que parecía después de haber perseguido a todo aquel cultivador que practicaran artes demoniacas antes, pero ahora era un hombre nuevo. Lo juraba.
Pero ese no era el punto ahora... ¿cuál podría ser un castigo justo para esos patéticos cultivadores errantes?
¿Romperle sus extremidades de una?. ¿Cortarles sus miembros y echarlos a los perros?. ¿Torturarlos mil veces hasta que perecieran?.
—WanYin, vuelve aquí.
—Cállate— Si, podría hacer la última opción. Pero, ¿Que usaría para la tortura?.
Hacer uso de las artes demoniacas de Wei WuXian era una buena opción; podría azotarlos con Zidian pero tardaría demasiado si iba de hombre en hombre... Antes de poder enlistar las cosas que haría, unos fuertes brazos lo rodearon por detrás.
—Se que quieres justicia, pero necesitas dormir para lograr exitosamente tu objetivo —murmuro Xichen— Además, yo te ayudaré con eso después.
Jiang Cheng conocía lo insistente que podría llegar a ser XiChen, y sinceramente ya se había cansado de sus patéticos ruegos—Tsk, ¡Bien!.
Los planes de tortura podrían posponerse hasta la mañana, con eso en mente, se dejo arrastrar por el sonriente Lan hacia la cama.
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—¡Te dije que estoy bien! —Grito Jin Ling quien solo intentaba que Wei WuXian se callará de una buena vez.
El temible y legendario Patriarca de Yiling se encontraba frente al chico llorando como si de una viuda se tratase. Se lamentaba profundamente el haber dejado a Jin Ling haberse ido sin la protección de algún adulto o de alguno de los juniors, era la segunda vez que permitía a su sobrino exponerse al peligro de esa manera y estaba seguro que una vez se reencontrara con su Shijie, esta le jalaría de las mejillas tan fuerte al mismo tiempo que le recriminaba haber dejado que cosas malas le pasaran a su amado hijo.
El de ojos grisáceos se prometió internamente el no dejar más a Jin Ling vagar por ahí si no era con alguno de ellos.
—Tío.
Los mocos escurrían de la nariz del patriarca cuando alzo su rostro hacia el menor.
—No me ocurrió nada— la mirada del menor estaba fija en el par de manos que sujetaban las mangas de su túnica, ya que Jin Ling no había dejado a ninguna otra persona además de SiZhui tocarle.
