Jade Dorado (Zhuiling)

Capítulo 18: El festival de Yunmeng.

La bandeja casi se le escapa de sus manos, era tan complicado llevarla sin que una gota de la sopa o té se derramara, y el ligero sudor que bañaba sus palmas no ayudaba en absoluto.

Una mirada complicada fue dirigida hacia la puerta de aquella habitación.

"Relájate Jin Ling, fue tu idea en primer lugar. Hazte responsable."

Sabía que SiZhui estaría del otro lado despierto; sin importar qué tan lejos de las reglas de su secta se encontrara, el las respetaría sin excepción alguna. Así que excusándose de su nerviosismo, eligió no llamar para entrar y solo deslizar la puerta con su pie.

Dentro de la habitación dominaba el característico olor del chico por sobre el aroma fragante de incienso que se colocaban en las urnas en una esquina de cada alcoba, ningún objeto se mantenía fuera de lugar y el área se encontraba libre de cualquier mota de polvo. Si, definitivamente esta era la habitación de un Lan.

Al inspeccionar el espacio no encontró rastro alguno de SiZhui, por lo que pensó que este se encontraba tomando un baño o había ido a dar un paseo por ahí. Un suspiro aliviado se escapó inconscientemente de sus labios.

Adentrándose más, llegó a la mesa central para dejar la bandeja y a su lado, coloco los regalos que había metido en una bolsa de brocado de gama azules y blancas.

—¿Que es eso, A-Ling? —Una voz tan familiar susurro suavemente junto a su oído.

Sizhui se había mantenido en plena meditación a tan solo unos pasos del Jin, fue entretenido ver a Jin Ling mirar a los alrededores sin notarlo antes de buscar entre sus túnicas una pequeña bolsa. Divertido, se acercó sigilosamente para ver las acciones de la joven "dama".

Por otra parte, Jin Ling al sentir un cálido aliento cerca de su oído no evito estremecerse. Al girar para reprocharle a SiZhui, sus rostros se encontraron a escasos centímetros. Los dos chicos se ruborizaron pero ninguno hizo amago alguno por apartarse. Sus ojos viajaban de sus labios hacia la mirada contraria, sus calidas respiraciones chocaban y se entrelazaban.

Para cuando Jin Ling tomó el coraje suficiente para acortar distancia, SiZhui había decidido alejarse, desviando su vista hacia la bandeja de comida que el menor había traído consigo.

En un cuenco de porcelana reposaban fideos de longevidad, una tetera con té de jazmines y una caja decorada llena de una gran variedad de dulces; a simple vista todo parecía apetitoso, aunque solo SiZhui podría notar que esos dulces e incluso los fideos habían sido preparados por manos inexpertas en el campo culinario; y quien más si no es su pequeña peonia sería capaz de madrugar y tomarse las molestias por él. Luego de llegar a esa conclusión, aquellos gestos enternecieron al Lan.

Un poco exasperado y fuertemente avergonzado, Jin Ling le siguió y tomó de nuevo la bolsita de la mesa para ofrecerla "correctamente" al mayor, aunque eso implicará ser empujada con ímpetu hacia la cara del Lan.

—Feliz cumpleaños, A-Yuan.

El Lan la tomo con una sonrisa en su rostro; al abrirla encontró un juego de pisapapeles con forma de conejos y unos pinceles de caligrafía bien fabricados. Eran muy hermosos y visiblemente costosos, pero decidió dejarlo pasar al notar la atenta mirada del Jin sobre él. Era obvio que el chico esperaba ansiosamente su opinión. Pero en vez de obtener una respuesta, el Lan se atrevió arrastrar a Jin Ling en un abrazo.

—Gracias, A-Ling.

Sus brazos lo envolvieron delicadamente, aunque en un abrazo firme. El chico mayor frotó su mejilla con la contraria y antes de dejarlo ir, se inclino a depositar un castro beso sobre la marca bermellón en su frente. Ahora fue turno del cuello y orejas de Jin Ling para colorearse de rojo carmín, quien avergonzado hasta las entrañas salió apresuradamente de la alcoba con la risa de SiZhui retumbando vívidamente en su mente por el resto de la mañana.