Cap 6: Me Siento Sola

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Gabriela

Y aquí me encuentro, en el tejado de Daniel, con las rodillas en mi pecho, mientras abrazo mis piernas. Resulta que cuando ya le dije que quería irme, me dijo que fuéramos a su casa, que haya el atardecer es más bonito, y no mentía, se ve hermoso el atardecer desde aquí.

Veo por el rabillo del ojo a Daniel acostado en su tejado, mientras yo aún tengo los ojos un poco hinchados, pero ya se me está pasando el efecto del llanto.

No eres nada, si tus padres te vieran ahora se estarían arrepintiendo de haberte tenido, eres un asco de persona, siempre estarás sola, siempre.

Las palabras de mi tía se me vienen a la mente de inmediato y mis lágrimas amenazan con salir volviendo mi vista borrosa, entierro mi cabeza en mis rodillas mientras mi cabello me cubre la cara, no quiero que Daniel me vea llorando otra vez.

En realidad, detesto que me vean llorar, no quiero que me vean débil, porque entonces atacarán y harán lo que sea con tal de que yo me crea esas palabras que dicen, y no quiero eso. Pero ya no puedo más ser fuerte ante todo el mundo y apenas me dejen sola, derrumbarme.

Ya no puedo más, ya mis muros se les hicieron grietas, y temo que pronto se derrumben ante la vista de todos.

Siento los brazos de Daniel rodearme el torso y pegarme a él para que vuelva a llorar en sus brazos. No quiero que me vea llorar de nuevo, pero es la única opción que me queda.

Aprecio su silencio y su abrazo, es lo único que no ha hecho que me derrumbe por completo, lo cual agradezco de su parte. Lo abrazo y me pongo a llorar en su pecho mientras escucho sus latidos tranquilizantes y sus susurros diciéndome que ya todo mejorará, que tenía que darle tiempo al tiempo.

— Pero ya no puedo darle más tiempo al tiempo. Ya no tengo la suficiente fuerza. Me siento sola Daniel —le digo entre llantos de mi parte.

— No se que ha pasado, y no te voy a preguntar, esperaré a que me digas, y si no me quieres decir, también está bien, solo recuerda que estaré aquí apoyándote en todo. Tú no estás sola miel, nunca estarás sola, siempre estaré contigo. Siempre —lo único que puedo hacer es abrazarlo y llorar con él ahí apoyándome.

~+~

— Deberías quedarte aquí está noche. —me dice Daniel mientras estoy sentada en su cama después de llorar en su tejado.

— No, lo mejor es que me vaya, ya no te quiero molestar más —digo mientras me levanto de su cama y me dirijo a su puerta, pero él solo se pone en el camino y me agarra de los hombros.

— Tú no me molestas, más bien me alegro que estes aquí conmigo a qué estés sola, derrumbarse estando solo es lo peor que hay en el mundo. —puedo notar como se puso triste de repente mientras desvió su mirada.

— ¿A ti también te paso? ¿Te derrumbaste? —no puedo aguantar más y le pregunto aunque se que es una pregunta muy personal.

— Si, pero fue hace años. —suspira como si pudiera recordar esos momentos.— Y además no te quiero agobiar con mis antiguos problemas. —prefiero no seguir insistiendo, seguramente cuando se derrumbó estaba solo, y no sabemos que pudo haber echo estando solo.

Porque cuando la soledad es lo único que te queda, te puede llevar a tomar malas decisiones que después todo el mundo las va a estar juzgando, no se cómo logro sonreír de nuevo, como logro levantarse, pero como sea que lo haya hecho, lo logro, y eso hay que admirarlo.

— Gracias Daniel.

— No me agradezcas, vamos a cenar, mi mamá debe estar esperando por mi para hacer la comida, hoy me toca cocinar. —me dice riéndose un poco nervioso.

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