Espejo

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La casa de Strange era, pues... extraña.

Y no sólo era Wanda la que lo pensaba. Por más que al príncipe del engaño le fascinara una mansión llena de artilugios mágicos, algunos simplemente no tenían lógica de ser. No porque las cosas que se salieran de la caja fueran particularmente exaltantes —para ser honestos el dios del engaño así lo prefería— pero no había manera posible de encontrarles una utilidad digna a muchos de ellos.

Este era el caso particular de un espejo de cuerpo completo que se encontraba postrado en una pared al final de uno de los pasillos más oscuros de la mansión.

La primera vez que lo notaron y le preguntaron su función al Hechicero Supremo este solo los miró de reojo y expresó desinterés en el tema, asegurando que no tenía ni la más remota idea.

Con el tiempo, y mientras más tiempo pasaban con Strange, Loki dedujo que era muy probable que el espejo fuera alguna especie de puerta o conducto por el cual ver o comunicarse con alguien que poseyera un objeto similar.

—Deberíamos probarlo —le dijo a Wanda, una tarde.

Se encontraban en la biblioteca, estudiando los libros mágicos que Strange conservaba.

—Tal vez encontremos algo interesante —continuó.

Wanda dejó su libro en la pequeña mesita, asintiendo.

—Aunque, ¿no crees que Stephen se va a enojar?

A pesar de la pregunta, la Bruja Escarlata ya estaba cruzando el umbral de la puerta lado a lado con el pelinegro. Loki rio con ligereza.

—Dudo mucho que nuestro Hechicero Supremo favorito siquiera lo note.

Ambos sabían que no era posible que Stephen Strange, el patriarca de esa casa, no se diera cuenta de algo que sucediera en el edificio. Sin embargo, no había grandes posibilidades de que hubieran consecuencias graves más allá de una dura reprimenda.

Cuando llegaron al oscuro pasillo, de manera instintiva, ambos tomaron la mano del otro y se dispusieron a caminar al fondo del pasillo, quedando frente a frente con el majestuoso objeto. Era la primera vez que lo inspeccionaba de cerca y, cómo lo habían notado desde inspeccionarlo a lo lejos, este no reflejaba sus siluetas.

—¿Qué crees que haga? ¿Para que sirve?

Loki se quedó pensativo, mientras Wanda acercaba su mano a la superficie del vidrio, curiosa.

Una vez que los dedos de Wanda hicieron contacto con el vidrio, el vidrio empezó a oscilar y, cuando trató de separarlos, como si de líquido platinado se tratase, el vidrio se quedó pegado a sus yemas.

Loki y Wanda intercambiaron miradas.

En sincronía, ambos brujos empujaron a través de la superficie, ahora líquida, del espejo, rompiéndola como si se rasgara una extensión de tela.

Al pasar por el umbral vivos colores violetas y rojos pasión los envolvieron. La estancia estaba llena de cómodas telas, algunos cojines acomodados por toda la extensión del suelo y unas linternas de aceite iluminaban el ambiente con su tenue luz desde las paredes y una encantadora mesita redonda al centro de la habitación, probablemente de roble.

Al otro lado de la habitación se encontraba Strange quien, al notar la presencia de los brujos, se volvió hacia ellos con una taza en mano. Era cocoa.

—Finalmente llegaron.

Lo dijo con tal calma que irritó a Loki un poco, por lo que fue Wanda la que preguntó:

—¿Nos estabas esperando?

Stephen asintió.

—Llevan un par de semanas obsesionados con el espejo —hizo un gesto para señalar el objeto tras ellos—. Estaba a punto de perder la cabeza pensando que iban a descubrir esta pequeña sorpresa antes de que estuviera lista.

Loki alzó una ceja.

—¿Eso quiere decir que estuviste aquí todo el día con la excusa de que estabas ocupado?

Ante esta acusación, Stephen sólo rió.

—No, realmente estaba ocupado, pero hice todo lo posible para terminar antes de que les entrara la suficiente curiosidad de venir a inspeccionar su pequeño "misterio".

Con algo de irritación filtrándose en su voz, Loki inquirió:

—¿Esperabas que sólo nuestra curiosidad fuera suficiente?

En ese momento Wanda le dio un codazo. Acto seguido, esta se lanzó a los brazos del Hechicero Supremo y le plantó un casto beso en los labios.

—Es maravilloso, se nota el empeño que le pusiste a todo esto Stephen, es perfecto, ¿no es cierto Loki?

El susodicho sólo atinó a bufar, esta vez con falsa molestia, pues se acercó a ambos y en cuanto estuvo cerca pasó uno de sus brazos por los hombros de la mujer escarlata y le plantó un beso en la sien.

—Por supuesto, querida —volteó a ver a Stephen, una sonrisa sincera en sus labios—. Tenemos la mejor de las parejas en todos los Siete Reinos.

Y con esto, se impulsó para plantar un beso en la mejilla de su amado.

Mafuber 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora