CAPÍTULO 8.

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30 de enero.
Mi cumpleaños.

Veintitrés años.

Quien diría que en un abrir y cerrar de ojos te conviertes en un adulto. Bueno, casi adulto. Tener responsabilidades es tedioso, pero se sabe que es parte de la vida, y con ello toca madurar. Mi yo infantil diría que eso es de frutas, pero que más da.

-Buenos días, cumpleañera. – Mi mamá tenía en sus manos un pastel con un par de velas encendidas.

-Feliz cumpleaños, princesa. – Mi papá entró después. Rodearon mi cama junto a Santi, mi hermano, y cantaron el cumpleaños feliz.

Quizás sea muy sentimental, pero estos momentos siempre son muy emotivos para mí, que la piel se me eriza y los ojos se me cristalizan. Llorar no será lo primero que haga en este día, así que regresé las lágrimas por donde venían.

-Gracias. – Esbocé una sonrisa. – Los quiero mucho, ¿Sabían?

- ¡Ay, no! Ya va a llorar otra vez. – Se quejó Santiago.

-No lloraré, tarado. – Saqué mi lengua mostrándome infantil.

-Venga. Arriba que tienes muchas cosas por hacer. – Mi papá me animó a pararme de la cama.

-Pero antes, las velitas. – Acercó el pastel a mí, y cerré mis ojos pidiendo un deseo. Y soplé. Ojalá mi deseo pronto se cumpla.

Ellos abandonaron mi habitación, y yo busqué ropa para dirigirme al baño y tomar una larga ducha, quizás.

Hoy me espera una fiesta, planeada por mí, por supuesto. Necesito amigos que me hagan una fiesta sorpresa, lo pondré como requisito en mis próximas amistades.

Espero el patio de mi casa sobreviva.

Tengo muchas cosas por hacer. Barrer, sacudir, decorar, acomodar mesas y sillas, comida, bebidas, entre otras. Cuando te preparas una fiesta a ti mismo parece ser que eres quien más cansado termina. 

Antes de encerrarme en el baño, mi celular sonó. Sabía quien era.

*Llamada*

- ¡Hola! – Respondí alegre.

Inmediatamente se empezaron a escuchar unos acordes de lo que quizás sea una guitarra o un ukulele, seguido la melodiosa voz de Chris se unió y comenzó a cantar el cumpleaños feliz, pero no era una versión rápida de la canción, si no una tranquila, pero tierna. Él es un dulce. Quisiera que estuviera aquí.

Terminó diciendo: "Feliz cumpleaños, bonita".

- ¡Muchas gracias! No esperaba tan bonito regalo. – Él siempre me sorprendía con detalles tan sencillos.

-Es lo menos que podía hacer por no estar presente. – Sólo dos meses más. – En fin, ¿Ya lista?

Sabía de mis planes de realizar una fiesta.

-Siempre, sólo falta acomodar todo. – Bromeé con él. Nos quedamos en silencio un momento. – Me gustaría que estuvieras aquí.

-Igual yo, pero te tengo dos sorpresas para que te animes. – Mi curiosidad se encendió dejando a un lado la nostalgia de que no estuviera aquí.

- ¿Sorpresas? ¿Qué es? ¿Es un regalo? – Ansiaba saber de qué se trataba.

-Bien, ¿Estás lista? – Quiso hacerla de emoción.

- ¡Ya dime!

-Una... de... las... sorpresas... es... - ¿Por qué rayos hace tantas pausas?

- ¡Basta, Christopher! Habla ya. – Exigí.

LIVING THE DREAM | CHRISTOPHER VELEZ | TERMINADA✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora