único

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. . .金星. . .

Ama mirarlo

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Ama mirarlo.

Hyunjin es lo más hermoso que Jisung pudo ver alguna vez, desde el marco de la puerta observaba a su mayor pintando, tenía el cabello recogido en una cola y algunos mechones escapaban y descansaban en su cien. Estaba de perfil, entonces Jisung podia admirarlo más.

Su hyung con los labios entre abiertos y sosteniendo un pincel con sus largos dedos, era delicado la manera en la que pasaba el pintel sobre la tela y a veces arreglaba con su dedo. Hipnotizante, cuando se alejaba a mirar la pintura con detenimiento y su mano –aun con el pincel– descansaba en su barbilla. Cuando pasaba la lengua por sus labios en extrema concentración o cuando combinaba los colores con el mezclador en su otra mano.

Incluso era adictivo verlo embalsamar el cuadro y avanzar con él para ponerlo junto con sus demás colecciones. Jisung podía quedarse todo el día recostado en ese marco de madera mirándolo. No había nada más en el mundo que él quisiera ver más que ese escenario.

–¿Cuanto tiempo vas a seguir ahí? –la voz de Hyunjin era suave, sin embargo hizo que Jisung se estremeciera un poco.

Sonrió con pereza y los ojos del mayor se posaron en él.

–Toda la vida.

Pudo ver las mejillas del artista colorearse levemente, y volver la mirada a donde estaba dejando todos sus pinceles.

–Es tarde, Sung –murmuró, aún sin despegar la vista de la mesa–. Ven aquí.

El menor avanzo con pasos cautelosos hasta quedar enfrente de Hyunjin, quién por fin levanto la vista hacia él y lo hizo soltar un suspiro, como si depronto hubiera perdido el aire. A Jisung le pasaba mucho, pero nunca lograba acostumbrarse. El mayor rodeo la mesa que los separaba hasta quedar frente a Jisung.

–¿No podías dormir?

–Creo que estoy pensando mucho, simplemente no viene el sueño –Jisung siempre tenía que levantar la barbilla para mirar a Hyunjin, era peor cuando no llevaba zapatos altos, justo como ahora.

Una de las manos de Hyunjin viajo desde su cuello hasta su mejilla derecha, el tacto se sentía áspero. Jisung sabía que era la pintura seca en sus dedos. Le jodidamente encantaba eso.

–Pobre de mi ángel –murmuró el pelinegro, sonrió de lado al ver los ojos de Jisung brillar tras el apodo. Apoyo su otra mano en la curvatura de la cintura de Jisung y se acerco hasta que sus torsos quedaron pegados–. Verte me han dando muchas ganas de pintar, ¿podrías quitarte la ropa?

El jodidamente si podía. Jisung haría todo lo que su hyung le pidiera sin rechistar. Siempre.

El calor del cuerpo de Hyunjin se fue. Jisung hizo caso sacandose la camisa por la cabeza y bajando los shorts cortos que ya llevaba puesto, detrás de él escuchaba a su mayor revolver entre sus pinceles.

venus en el espejo, hyunsung.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora