Capítulo 7

164 12 3
                                    


Bienvenidos a un nuevo capítulo de esta serie, queridos lectores!

Cómo se sienten? Algo interesante ocurre en sus vidas?

Sin más que decir, solo aclararé que ningún personaje me pertenece, todo corresponde a su creador.

.

.

.

.

.

.

.

Capítulo 7: Diles que las extrañas

(POST-VERTIGO)

Era notable la renuencia a dejar el vehículo donde viajaban desde Cabo Cañaveral hasta las inmediaciones de la residencia Kujoh que existía en Florida. El adulto de cabellera oscura y gorra morada, la cual combinaba con el saco, tan solo se dedicaba a observar impotente a cómo cierto grupo personas más importantes de su vida se reunían en un fervoroso abrazo que luego rompieron para engullir a quienes había respondido a su llamado de auxilio.

Absorto con la imagen se hallaba el adulto, que inevitablemente se sobresaltó cuando el vidrio de la ventanilla opuesta resonó tras ser golpeada con suavidad por un blondo en silla de ruedas, el cual le dedicaba una apática mirada seria que indicaba en forma tácita que debía descender y no perder más tiempo.

Reluctante, el pelinegro acató el pedido, rodeando el coche para asir la silla donde su joven antepasado estaba y empujándola en dirección al destino que realmente quería enfrentar pero muy en su interior temía.

-Te daré un consejo...- la voz del rubio, que sonaba cansina por el esfuerzo y el inesperado viaje, despabiló al antiguo Stardust Crusader.

-Eh? – alcanzó a realizar dicho sonido al abrir apenas los labios, el patriarca Kujoh.

-Aférrate a tu madre, esposa e hija. Porque incluso con el pequeño acto que hiciste para evitarles problemas, te siguen queriendo. Yo hubiese dado todo para que mi padre me dijera cuánto me amaba en lugar de recriminarme por qué no morí en lugar de mi hermano- manteniendo la vista al frente, el americano confesó con dolor aún entrelazado a sus palabras.

En silencio se mantuvo Jotaro al escuchar aquello, pues más que claro estaba el detalle de que acababa de oír algo sumamente privado. Algo que solo Gyro y Tomoko sabían. Todos solían decir que él era alguien bastante introvertido en lo que se relacionaba a pensamientos o sentimientos, más no podía compararse a lo que su antepasado tuvo que vivir y callaba cada vez que alguien trataba de cuestionarle.

Puede que la diferencia de edad entre los dos sea bastante notable, mas eso no desmerecía la sabiduría que solían compartir esporádicamente, donde sus aventuras les llevaron a nutrirse de experiencias variopintas.

-Lo tendré en cuenta- atinó a responder el usuario de Star Platinum luego de cruzar el perímetro que cercaba la vivienda.

De inmediato tres presencias femeninas se hicieron presentes en frente de ellos, donde un par se enfocaba primeramente en el pelinegro mientras una preocupada dama de rasgos asiáticos se apuraba en ponerse de cuclillas frente a él con el fin de sujetarle las manos.

Como si se olvidara del amargo recuerdo que rememoró segundos atrás, Johnny apretó con suavidad las extremidades superiores de su esposa, transportándolas hasta los labios para besarlas cariñosamente.

-Te dije que todo saldría bien y regresaría junto al resto- el rubio comentó por lo bajo, sintiendo que sus manos eran liberadas para posteriormente sentir calidez en el rostro.

Somewhere in TimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora