ONE SHOT

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Sus ojos sonríen al igual que sus labios. Sus ojos me observan detenidamente, mientras apoya su codo sobre el colchón. La luz del sol ingresa por la ventana brillantemente, tanto que me permite verlo claramente. El color marrón de sus ojos, los pequeños destellos que genera la luz en ellos, su aura tranquila y traviesa, la que siempre lleva con él. Sus dedos rozan suavemente con mi cabello, mis ojos somnolientos luchan por no cerrarse, pues quiero verlo un poco más. Él sabe que no soy buena para despertar por las mañanas, así que se queda mi lado y se asegura que no vuelva a quedarme dormida al presionar mi mejilla con su dedo índice y pulgar. Me acurruco más cerca de su cuerpo.

Es una mañana cálida, los Pajaritos cantan fuera de la ventana, los rayos amarillos ingresan a la habitación, mi cuerpo siente un calor reconfortante, y lo tengo a él. Obviamente no quiero despertar.

—Lo hice por tí —su voz es tan suave y dulce que me siento arrullada—. Ya que no eres una persona que se despierta fácilmente por las mañanas —rio.

Mi nariz olfatea un dulce aroma, son bagels. Preparó el desayuno, a eso se refería.

Su cuerpo deja de hundir el colchón cuando sale de él. Me quedo sola en la cama, con una de mis piernas descubiertas y mi mejilla bien pegada a la almohada.

No quiero despertar. Realmente no quiero despertar de ese hermoso sueño.

Pero, inevitablemente, lo hago.

Mis párpados se abren, la luz brillante del sol desapareció, no hay sonido alrededor, estoy en una habitación vacía.
Sola.

No me sorprendo, no es algo nuevo.

Mis pies sienten la frialdad del piso cuando lo tocan. Me estiro aún sentada en la cama, la pijama holgada que llevo me lo permite. Entonces, después de despertar, me encamino a la cocina.

Esta vacía, los trastes están limpios, no ha habido nadie en el lugar a parte de mí.

Es domingo por la mañana, siento pesado el cuerpo, no tengo los ánimos para preparar los bagels de aquel sueño, así que solo sirvo una taza de café que pueda acabar con mi somnolencia.

Mis manos se calientan cuando sostengo la taza, el vapor llega a mi nariz. Aroma a café.

Es dulce, pero no tan dulce como el desayuno que él me preparó.

Doy un suspiro con el que dejó escapar mis penas, o eso intento.

La tarde llega más rápido de lo esperado, así suele suceder cuando no tienes mucho qué hacer durante el día.

No tengo ánimos para nada, ni para llamar a un amigo, o a mi familia. Simplemente quiero estar sola.

No, no quería estar con nadie que no fuese él.

Veo mi rostro en el espejo de la sala. Luzco deprimida, como cada día. Las únicas veces que sonreía era cuando soñaba.

Tomo mi bolso y me pongo un abrigo que me protegerá del frío del otoño durante una tarde. Quiero ir a caminar, ver las hojas de tonos naranjas por el suelo, con el sol sobre mí y el parque rodeándome.

Como aquella vez en la que lo soñé.

Pongo un pie fuera del apartamento, el viento roza con mis mejillas, pero es frío.

Comienzo con mi camino, un paso tranquilo tras otro, observando a la gente de mi alrededor riendo. Desearía poder imitar sus expresiones, pero no podía hacerlo.

Dream - Jeonghan (SEVENTEEN) ONE SHOTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora