C A P Í T U L O 31

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________ Williams.

—¿Y hace cuanto estas con Madelaine?—inquirió mamá.

—Nos conocemos hace algunos meses—sonreí con amabilidad.

—Oh, bueno, ella es una linda chica, no pensé que tuvieras esos gustos—comento.

—Sí, soy bisexual...nunca tuve el valor para decírtelo y mucho menos a papá—mencione mordiendo levemente mi labio inferior.

Ella solo agacho la cabeza apenada.

—¿Por qué vienes tan abrigada? Hace mucho calor—cuestione frunciendo el ceño.

Tiene puesta una bufanda negra que hace contraste con su piel blanca, un abrigo de piel del mismo color.

—Yo, tengo frío es todo.

—Por lo menos quítate la bufanda—mencione, antes de que pudiera negar, coloque mis codos en la mesa me incline a ella un poco y le quite la bufanda.

Mamá rápidamente coloco su mano en una parte de su cuello.

—Mamá, quita tu mano—hable con firmeza.

Ella la retiro lentamente dejando ver un par de marcas rojizas; le hice una seña para que quitara su abrigo y con un poco de miedo lo retiro, sus manos tenían leves moretones recién echos que están tomando color verde con morado.

Me tensé en mi asiento y apreté la mandíbula.

—Él lo hizo ¿verdad?

—Lo hice enojar—artículo.

—Allison me dijo que había dejado de golpearte—ella se encogió de hombros—Mamá, él no tiene el derecho de ponerte una mano encima.

—Soy su esposa, no lo atendí bien y se enojó, solo me reprendió—formuló.

Nuestra comida llegó y mamá empezó a comer lentamente, yo me quedé mirando sus marcas.

-

Estamos en mi auto directo a casa de mis padres, mamá va a en el asiento del copiloto muy callada, le dije que cuando llegáramos no haría nada pero no puedo quedarme callada al saber que ese hombre que se hace llamar mi padre la sigue violentando.

Nos estacionamos frente a la gran casa, ambas bajamos en silencio, caminamos hacia la puerta, toque el timbre y en un par de minutos la figura masculina de mi padre se hizo presente.

—Que bueno que llegas, Emma—habló con seriedad y cruzo sus manos en su pecho—No dejaste mi comida, será mejor que entres y me prepares algo.

Mamá asintió tímidamente y iba a entrar a la casa, la tome de la mano y la puse atrás de mí.

—Tú también tienes manos, podrías hacerte de comer tu solo—hable firmemente.

Bufó—Tú no tienes que darme órdenes de como trato a MI mujer, así que dejala pasar, ______.

Meneé la cabeza.

—Emma, entra o...

—¿Vas a golpearla?—interrumpí,—Esta enferma y tú en vez de ayudarla, ¿la golpeas? ¿Qué clase de hombre hace eso?—apretó sus puños a sus costados y mi valentía tambaleó.

—Yo soy el hombre de esta casa y aquí todo se hace a mi manera, si no lo entiendes está bien, ______, no importa pero quítate—sus ojos verdes se encontraron con los míos, su mirada fría que tanto me da miedo.

—No voy a permitir que le pongas una mano encima otra vez—lo mire seriamente, no dejaría que viera que aún le temo.

Y en segundos sentí como la palma de su mano hizo contacto con mi mejilla, seguido de eso me agarro del cuello de mi camisa y me guió adentro de la casa donde me acorralo a una pared.

Me pierdo en tus ojos (Madelaine Petsch y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora