Ya quedó
10 de Febrero, 2020.
Fue tan especial la noche de la fiesta de Meghan. Fue increíble dar ese paso por fin, los dos.
Aunque, aún estamos en el aire tres días después. Digamos que no se nos hace muy fácil tratar la situación. Esa noche, la luz regresó unos 5 minutos después de que fuimos a sentarnos y todo fue un tanto... extraño. La fiesta continuó normal, todos bailaban y se divertían, incluidos nosotros. No hablamos mucho más después del beso, solo nos mirábamos continuamente y sonreíamos, como dos tontos si.
No hablamos de eso los días siguientes, solo compartíamos con las chicas como solemos hacerlo. Y ellas pues... se han tenido que tragar toda la intensidad ya que después de confesarle lo que sucedió no se ha dado un paso más allá. Aunque si, todo se nota diferente, se siente diferente. De una manera linda y dulce.
Hoy es un lindo domingo, en donde las chicas y yo esperamos a Wyatt en la dulcería. Ellas están en el baño, mientras yo me sumerjo en mis pensamientos, moviendo la malteada con la pajilla.
En un momento, escucho unas risas provenientes de la entrada del lugar. Levanto la mirada y observo que cierto dulce chico, se encuentra hablando muy animadamente con una linda pelirroja. No voy a mentir, eso me deja medio descolocada.
Observando por unos segundos esa imagen, no puedo evitar preguntarme: ¿Y si tal vez me precipité en toda esta situación? Tal vez no nos conocemos lo suficiente. Tal vez esto es solo un momento de sentimientos encontrados.
Los veo hablar muy alegremente, sus sonrisas invaden sus rostros. Se les ve conectados y muy divertidos juntos. Una extraña tristeza me invade y mis ánimos decaen un poco. Tuerzo mis labios, algo desilusionada y regreso mi vista a la malteada.
— Esto es un bocado muy amargo —susurro para mi.
Creo que a veces puedo ser muy estúpida y creo que mis niveles de carga azucarada me ciegan de vez en cuando. Instintivamente, alzo la mirada nuevamente y observo como Wyatt sujeta la mano de la chica que lo acompaña, la lleva hasta sus labios y besa el dorso de esta. Mis ojos se abren un poco y mi expresión decae, casi en desilusión completa. La chica le regala una amplia sonrisa y gira sobre sus pies, retirándose. Me quedé tan sumida en la escena que cuando Wyatt gira su rostro al interior del lugar se encuentra con mi mirada en plena fijación hacia él.
Entorna los ojos un momento, y yo, con la situación aún fresca en mi pupila y mente, desvío un poco la mirada hacia abajo. La verdad no soy muy buena disimulando mis expresiones, y es muy probable que ya se haya dado cuenta de mi pequeña aflicción; y con eso, es probable que me crea una tonta. Levanto nuevamente mi vista en su dirección y observo que sus labios se encuentran levemente fruncidos, su expresión algo aburrida y su mirada me reclama.
Una típica muestra de: "¿en serio?".
Seguido, con ambas manos metidas en sus bolsillos, con esa linda camiseta gris, su expresión se relaja y esboza una gran sonrisa para mi. ¡Por los dulces de chocolate!, que hermosa vista, es como ver la iluminación de un ángel. Entonces, me brinda una mirada afectuosa y niega con su cabeza en un pequeño pero rápido movimiento.
Eso fue un mensaje. Y lo entendí. Las pequeñas gomitas dulces e invisibles vuelven a caer sobre mi en un claro momento de exhalación y paz. Con eso, no necesitaré nada más, ni habrán más dudas.
Curvo mis labios con esmero en una muestra de entendimiento y alegría. Aún en la distancia, se siente toda esta increíble sensación que al parecer experimentamos juntos. Ahí de pie, en la entrada aún, baja la mirada a su pecho y lleva sus dos dedos índices hasta él. Empieza a trazar desde el centro dos curvas hacia los lados y con lentitud forma un dibujo para mi: un corazón. Seguido levanta la mirada y me apunta con uno de esos dedos.
De repente me faltó el aire. Ese fue el gesto más hermoso que han visto mis ojos hoy. Sonreí como tonta. Con una emoción gigante y alegría enloquecedora invadiendo mi ser.
Su sonrisa acompaña la situación en todo momento, mientras nos quedamos observándonos como bobos a la distancia.
Una escena que recordaré siempre, junto a muchos recuerdos de exquisita dulzura, felicidad y grandes sonrisas.
La dulzura... me ha traído todas las cosas lindas que he podido tener.
FIN.
¡Espero se encuentren bien!
Esta historia ya llegó a su fin, espero que les haya gustado a pesar de que se extendió más de lo que esperaba. No he podido avanzar tanto como he querido pero aún continúo trabajando. No puedo prometer nada que venga con prontitud, pero si que verán más de mi que solo historias cortas.
Espero que sigan teniendo bonitas lecturas y recuerda: "hay más tras tú pantalla".Besos dulces, M.