Aquella mañana en dónde el cielo estaba nublado y los rayos de sol estaban opacos por las nubes le hizo sentir nostálgia, aquella la cual tristemente estaba acostumbrada, la cual extrañamente se sentía como su hogar. El sendero de camino al colegio lleno de hojas secas se veían como sus colores favoritos, tonos anaranjados y rojizos.
Podía sentir como pronto entrarían a Otoño, en cómo la biblioteca del centro se volvería su favorita y como la mayoría de las tardes se la pasaría sumergida en los libros, cómo quizás aprovecharía una tarde de café en la cafetería frente al parque con Samuel, quien la acompañaría de camino a casa agarrados de manos e incluso verían películas de miedo mientras comían montones de dulces. Cómo quizás pasaría las mejores tardes con sus amigas cuando se juntaran para hacer tareas y terminarían contando y entrando en conversaciones por aquellos libros que marcaron su recorrido en la lectura.
En como saldrían juntas a algún restaurante a comer de aquellas cremas de vegetales que tanto les gustaba o en como llenarían su sangre de azúcar las noches de pijamadas.
Amaba el Otoño, amaba aquellos colores y aquella sensación que le daba de estar sumergida en un sueño y esos deseos de permanecer abrazada cuando veía el crepúsculo del anochecer.
Un libro inmenso de portada rojiza y unas letras enormes "Crepúsculo" apareció frente a sus narices en la mesa del comedor del colegio.
Frunció el ceño y miró a su amiga de baja estatura tomando asiento frente a ella. — Está llegando el Otoño y nunca te has leído esta obra de arte
— Basta — Bufó Dhara desde el extremo de la mesa — Te ves atada a leer todos los malditos libros porque todos tienen finales inconclusos
— No leeré ese libro, habla de Vampiros — afirmó después de un leve empujón al inmenso libro y este tocar las manos de Ann quién anteriormente lo había puesto frente a ella
— Este libro encaja en tus fantasías sobre el otoño — Exclamó mientras con otro empujón al libro logró que volviera quedar frente a ella
— ¿Qué tiene que ver qué me guste el Otoño con una pareja de un Vampiro y una humana?
— Crepúsculo, Jill — dijo tomando fuertemente el libro y pasando sus dedos sobre aquellas letras inmensas plateadas — Crepúsculo — repitió
— No entiendo — dijo sin ánimo alguno mientras terminaba su almuerzo
— Se refiere a cuando miras la forma en la que se oculta el sol y en como te gusta que te abracemos — Dijo Tanya hablando por primera vez desde que se habían sentado en aquella mesa
Dejó de prestarle atención a su insípida comida y vió fijamente a Tanya quien tenía la vista puesta en algún punto del comedor estudiantil.
Posó sus grandes ojos oscuros sobre ella al sentir su mirada y se quedaron así unos segundos. — Jill, ¿Qué te pasa? — Le preguntó frunciendo el ceño y sintiéndose totalmente incómoda
— Jill, siempre te pones extraña cuando llega el Otoño — Afirmó Ann — ¿Por qué te gusta el Otoño?
Se encogió de hombros y prosiguió en la tarea de acabar su almuerzo o su madre le gritaría que por desperdiciar comida iba a dejar de alimentarla.
Escuchaba las lejanas voces de sus amigas conversando sumidas a voces graves quienes muy probablemente fuesen de sus novios.
Minutos antes del receso se había dado cuenta de como Samuel la ignoraba. De cómo aquella extraña relación se había vuelto igual de insípida a su comida. Y aunque el chico le dijese montones de veces cuánto le gustaba o la amaba, nunca se lo demostraba de tal forma
Sus sentimientos hacía el chico se habían vuelto extraños aquella tarde del año pasado en dónde Samuel le había confesado lo que sentía por ella. No sabía realmente lo que sentía por él, no lo sentía realmente como si le gustase pero cuando aceptó ser su novia y esas incontables veces en las que se besaban, se tomaban de la mano ella realmente se sintió cálida. Una calidez que la hacía sentir cómoda junto a un chico y eso era lo que la tenía allí, junto a él.
Y aunque después de tantos meses no supiera con exactitud aquellos sentimientos, lograba realmente herirse cuando el chico la ignoraba o simplemente no le dirigía la palabra.
Y todo tenía su rutina. Luego se vería a ella misma tratando de contentarlo acostándose con él para que de allí volviera a hablarle. Siempre hacía lo mismo y simplemente había desistido de verlo como un chantaje aunque lo fuera.
El chico se sentó a su lado y le dirigió la mirada unos minutos antes de sumirse a la conversación que tenían el resto en la mesa.
Miró a los alrededores del comedor con un semblante sereno, detallando a los demás estudiantes del colegio estar sumidos en conversaciones, teléfonos o en sí mismos.
Sus ojos dieron con la cabeza gacha de Tanya quien de nuevo estaba concentrada en su móvil. Se movió hacía ella y vió como observaba el perfil de un chico en Facebook, revisaba las publicaciones de este y los comentarios. Cualquiera pensaría que quizás le gustaba aquella persona pero Tanya siempre solía hacer eso para pasar el rato o porque simplemente le encantaba saber sobre la gente a su al rededor aunque nadie supiese de ella. — ¿Quién es? — Susurró Jill cerca a su oído y la chica bloqueó la pantalla de su móvil, incorporándose sobre el asiento y haciéndola retroceder un poco
— Un chico nuevo en el colegio — Le murmuró de vuelta mientras evitaba hacer contacto visual con ella
— ¿Último año? — Asintió — ¿Lo conoces? — La volvió a ver asentir
— Me quedé estudiando la semana pasada en la biblioteca del colegio y él me pidió ayuda con un trabajo — Suspiró y la miró — Puedo presentarlo luego a ustedes
Hizo una mueca al sentir la mano de Samuel sobre su muslo y allí, comprendió que tendría que llegar rápido a casa para hacer sus oficios.
Saliendo de los vacíos pasillos del colegio de camino a la salida de este se maldecia por haber sido la última en sustentar su trabajo de Literatura y que los elogios hacia ella la hayan hecho retrasar; haciendo enojar a Samuel ante la espera y haberla dejado sola.
Cuando llegó a la salida, observando aquel hermoso sendero de hojas secas pudo ver delante suyo una esbelta figura masculina de un chico con cabellos oscuros ondulados y piel canela.
Este parecía esperar a alguien entre los árboles y cuando estuvo cerca y observó su rostro, sintiendo aquella extraña sensación que hace años no sentía y que no creía volver a sentir.
Vió al chico sonreír hacía ella. Frunció el ceño por lo extraño que había sido aquello y como parecía estar sumergida en algún tipo de novela romántica.
Dejó de observarlo porque de seguro simplemente había sido producto de su pasada obsesión con un amorío vergonzoso que tuvo empezando su adolescencia. Sin embargo, al pasar a su lado escuchó de una voz grave decir "Te demoraste".
Se sintió dentro de una tortuosa fantasía con aquel chico, así que aceleró el paso y cuando creyó haber estado lo suficientemente lejos volteó encontrando la silueta de este junto a una femenina mucho mas baja que él.
Por supuesto que no hablaban con ella, ni le sonreían porque aquel chico nunca supo de su existencia. Sin embargo, se encontraba extrañamente eufórica de volver a verlo.
Recordaba su rostro y estaba totalmente segura de que era él
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AUTUMN
Teen FictionJill se convierte en la obsesiva chica del color naranja, rojo, del otoño, del chico de cabellos ondulados y piel canela que la hace pasar de la nostalgia a hacerla sentir cálida. Ha vivido sumida en una burbuja azul con una rutina ínsipida, disocia...