La noche apenas estaba comenzando cuando Mikael había decidido detener el auto
justamente en una vía solitaria con la excusa de que necesitaba descansar después de
tantas horas conduciendo sin descanso. Lo que más quería era, en esos momentos, poder
tener un momento de paz y pensar en todo lo que ocurrió en tan poco tiempo. Intentar, de
alguna manera, comprender sin quedar más confuso de lo que ya estaba.
Mikael giró su cabeza hacia el copiloto, notando a la chica dormida mientras abrazaba su
mochila con fuerza y sus ojos fueron directos a las lágrimas que ensucian sus mejillas. Él se
sintió culpable en esos momentos así que suspiró. Agarró la caja de cigarrillos mientras
salía del auto, sintiendo el frío de la noche de inmediato y tembló un poco por no tener un
abrigo encima.
— Maldita sea...
Avanzó hasta la parte delantera del auto, sentándose ahí para mirar hacia la luna que
brillaba en el cielo con una belleza que era digna de admirar. Encendió uno de los cigarrillos, dejó la caja a un lado y suspiró.
— Qué problemático.
Disfrutar del cigarrillo era lo mejor del mundo en esos momentos, el sentirse vivo mientras
soltaba el humo lentamente antes de sentir una presión en el corazón por recordar algo en
específico. Pasó las manos por sus pantalones, metiendo la mano en el bolsillo para sacar
un papel que había doblado un montón de veces para evitar que se perdiera. Leyó LEXIE
en una de las esquinas así que comenzó a desdoblar el papel, encontrando la carta que
había evitado leer hasta ahora por tener miedo de lo que pudiera encontrar.
— A ver.
El papel tenía manchas que entendió de inmediato que eran lágrimas así que se sintió un
poco triste. La carta tenía una hermosa letra así que era todo un placer visual y comenzó a
leer sin más.
"¿Cómo puedo sentirme mejor cuando yo misma soy mi propio enemigo? No hay nadie más
que pueda llenar mi cabeza que yo misma así que es una tortura cuando los pensamientos
negativos llegan sin parar, empeorando con cada segundo y situaciones que no ocurrieron
pero que me dolerían. Es una completa tortura cuando vives de esa manera así que quiero
mejorar.
No estoy buscando que me intentes comprender cuando yo tampoco lo sé porque a veces
nada más necesito un abrazo para olvidarme de todas las cosas que están mal en mi vida.
Es mi mejor escape y no me siento tan cobarde, que lo soy, pero prefiero no admitirlo.
Hay días en los que no quiero levantarme de la cama, en los que siento que no puedo
seguir adelante y quiero echarme llorar pero me repito que puedo ser lo suficientemente
fuerte como para avanzar porque he pasado cosas peores que esto. Otros días en los que
tampoco puedo pensar en que soy fuerte, solo entro en un estado de tristeza donde quiero
mirar al techo y dejar que las lágrimas escapen sin más.
Mikael, hay momentos en los que quiero desaparecer pero recuerdo todo lo que tengo
adelante y puedo seguir con las pocas fuerzas que tengo. En esos momentos dejo mis
inseguridades, mis miedos y todas las cosas de lado. No solo por tus palabras, también
porque quiero hacerlo por mi propia cuenta y haces las cosas más fáciles.
Sé que muchas veces he cometido errores de los que me arrepiento completamente y
conoces cada uno de ellos, cada marca que tengo la tienes memorizada y estuviste en cada
una para evitar que las cosas entraran en su peor punto así que me siento culpable que
tengas que cargar con todos los problemas que tengo. Lo último que ocurrió, esa vez donde
estuve llorando en el baño durante horas y te sentaste conmigo, no puedo olvidarlo. Me
ofreciste tu brazo si quería dañar algo pero que no lo hiciera con el mío porque dolería
verme así más que esas heridas.
Tú sabes lo que hice.
Orgullo no se podría decir lo que sentí.
A pesar de esto, seguiste ahí para mí por lo que te agradezco más que a nada.
En mi última crisis sé que estuviste a punto de irte por la puerta de la habitación para
ignorar todo lo que había ocurriendo porque vi la decepción en tus ojos pero no, te quedaste
y me regañaste diciendo que las cosas en la vida no eran fáciles así que mientras lloraba
con fuerza fue que pude comprender todas las cosas que me decías. Todo lo entendí.
Por eso, Mikael, estoy en deuda contigo para toda la vida.
Te amo.
Gracias por darle un sentido a mi vida".
La carta terminaba sin más así que Mikael intentó comprender lo que ella realmente había
querido transmitir pero solamente eran párrafos de ella desahogandose.
— Sé que sentías mucho dolor...
Por eso mismo no pudo evitar las lágrimas que escaparon de sus ojos, sintiendo cómo
bajaban poco a poco hasta perderse y no hizo nada para limpiarlas. Era una persona que
odiaba que la vieran llorar pero se sentía lo suficiente triste como para dejar salir todos esos
sentimientos.
— Y aún así me escondías la mitad de lo que realmente sentías...
Mikael conocía todos los hechos que no estaban en la carta, volviendo peor su sentir así
que tuvo que romper a llorar mientras dejaba caer el cigarrillo lejos, el cual cayó en agua y
se apagó de inmediato. Tiró de sus cabellos con desesperación antes de intentar calmarse,
bajando del auto y caminando a la puerta del copiloto.
— Lexie, Lexie, Lexie.
La llamó suavemente mientras miraba a la chica dormida sin soltar todavía la mochila que
abrazaba pero sabía que eso no era todo.
— Despierta, Lexie.
Pero ella seguía sin reaccionar así que le quitó la mochila con cuidado para dejarla a un
lado y tomar sus manos. Mikael notó de inmediato las prendas llenas de sangre, sintiéndose
culpable de lo ocurrido, pero apretó sus manos con suavidad.
— Amor, despierta.
El olor a sangre era evidente pero no le molestaba, su mayor preocupación era la chica así
que siguió con sus intentos de despertarla y escuchó un suave susurro.
— ¿Mi...Ka?
— Estoy aquí.
Lexie no abrió los ojos, los mantuvo cerrados en todo momento pero una lágrima bajó por
su mejilla.
— Lo siento...
— Todo estará bien, Lexie.
Mikael sabía que no por lo que aguantó el llanto y solamente las lágrimas se escaparon.
— Mikael...
— Te amo, Lexie Walker.
Aclaratoria: Esto es un one shot pero podría llegar a ser historia.
