❛ famous messages ❜ ︴❪ shawn mendes ❫

❝ 99 ❞

Taylor esperaba impacientemente en su departamento, observando atentamente la pantalla brillante que reflejaba la conversación con Shawn. Mordía su labio, mejilla interna o sentía la necesidad de morderse las uñas ante la preocupación y lo que parecía ser el tiempo infinito que tomaba el camino de la casa del castaño hasta la de ella.

Todo se le intensificó cuando escuchó el toque de la puerta.

Tragó saliva con el deseo de que también se llevara los sentimientos que le estaban consumiendo con el paso de los segundos, lo peor vino cuando se levantó para acercarse a la puerta, lista para escuchar las palabras necesarias y tomar el pomo.

—¿Taylor? Soy Shawn —su voz se escuchó más gruesa en comparación a la última vez que había llegado a sus oídos así de cerca.

Hizo lo que esperaba. Abrió la puerta, impactándose ante la altura del hombre, cosa que siempre le pareció maravilloso porque, aunque fueran unos 10 centímetros de diferencia, sentía que eran un poco más.

—Pasa —fue lo primero que dijo y se hizo hacia la derecha, colocándose detrás de la puerta para permitirle entrar.

—Sigues en el mismo lugar —habló, observando el departamento que le arropó como la primera vez.

Extrañamente, seguía sintiéndose como en casa ante el aire cálido y los colores claros que eran provocados por la luz artificial. Aquella luz de luna se filtraba por las ventanas cuadradas, intensificando el ambiente hogareño. Sonrió por inercia.

—Sí —cerró la puerta—. Nunca tuve motivos para irme —lo vio sentarse en el sofá beige que estaba frente al televisor.

—Te traje las sabritas —levantó una bolsa color morado con el nombre de "Takis". La castaña sonrió mostrando sus dientes.

—Gracias —dijo mientras las tomaba después de sentarse a la derecha del cantante.

—Miranda habló conmigo hace unos días —comenzó a entrar en el tema, mirando al suelo y temeroso de verla—. Me preguntó sobre mi estado actual, le dije lo que quería saber, respondí a sus preguntas y después me colgó de la nada —soltó una risa corta, misma que fue acompañada por la otra.

—Esa es Miranda —rió y sacó otro rollito con chile—. Ella ha estado muy al pendiente —se lo llevó a la boca y masticó.

—Sí... —alargó, comenzando a sentir la incomodidad del momento.

—Me gustas, Shawn —se giró a mirarlo, encontrándose con aquellos ojos café enfocados solamente en ella, expectantes de más palabras y un deje de sorpresa—. He estado posponiendo esto desde hace un buen rato porque estoy asustada de tener una relación —suspiró—. Lo que implica no solo aceptar lo que conlleva, sino el extra de nuestra fama y todo eso —dejó la bolsa sobre la mesita que estaba a su derecha.

—También me gustas, Taylor —le sonrió—. Mucho —posó su codo derecho sobre el respaldo del sofá para mirarla de frente—. Entiendo tu preocupación, créeme que sí. Conocí lo que era el sentimiento profundo cuando te conocí y deseé gritarle al mundo lo mal que me tenía la chica de mis mensajes en instagram —ladeó una sonrisa—. Lo mal que me tiene, aún.

Los dos rieron un poco y comenzaron a disfrutar de sus nervios, aunque pudieran sentirlos en el aire, pudieron encontrarles acomodo en lugar de presionarse por ello. Levantaron la vista al mismo tiempo, conectando sus miradas, buscando por preguntas, encontrando respuestas, iniciando un viaje más profundo del que eran capaces de expresar. Tal vez lo de ellos no eran las palabras.

Taylor se acercó un poco, anulando el espacio que les dividía considerablemente. Solo un paso, pero parecía un abismo. Acarició la mejilla de Shawn con delicadeza, definía con su pulgar y orbes la mandíbula, mejilla, pómulos, pasó a sus rizos, admirándolo. Él hizo lo mismo, colocó su mano para demostrarle que correspondía a sus deseos, el permiso era de ella, para lo que fuera que tenía planeado hacer, y pese a ello, la castaña le miró a los ojos y frunció su ceño levemente, ganando el asentimiento del hombre.

Ahí fue cuando ella le tomó la nuca y lo atrajo hacia ella, besándolo con firmeza, intentando que él tuviera claro la manera en que lo quería y se sentía bien acompañada a su lado. Taylor deseaba demostrarle cómo es que su corazón se sintió diferente cuando sus mensajes llegaban a su celular, lo impresionada que estuvo cuando se dio cuenta de que el dueño del tiempo que le quedaba en cada cambio de vestuarios era él, porque podía dar lo mejor de sí a alguien que no conocía en absoluto, pero sentía que tenían una historia de amor escrita.

Mientras, Mendes perdió sus dedos entre las hebras del corto cabello castaño de ella, disfrutando de su cercanía, su toque y sentimientos. Podía jurar que nunca en su vida había descifrado sus emociones como un escenario completamente negro en el que explotaban millones de fuegos artificiales, pero sabía que debía ser algo así cuando comenzó a estar más al pendiente de su celular, actualizaba el chat con "Marie", activó las notificaciones de la app para su perfil y no quería despegarse del medio por el que era feliz.

Cuando se separaron, solo atinaron a tomarse de las manos y unir sus frentes mientras regulaban sus respiraciones, canalizando las cosas que no podían decir, pero sintieron que transmitieron en ese beso.

—De verdad me agradas —dijo Taylor.

—Sí, puedo ver eso —de nuevo, una risita que le contagió a ella—. Igual me agradas más de lo que crees —su nerviosismo provocó que comenzara a jugar con los dedos de la mujer.

—¿Quieres ser mi novio, Shawn? —le preguntó, mirando cómo movía sus dedos.

Él levantó la vista rápidamente, buscando algún destello en los orbes azules que le dieran la señal de que era una broma o una clase de juego, pero no encontró nada, solo paciencia, expectativa ante lo que fuera que saldría de sus labios.

—Sí —sonrió, bajó la mirada y sus ojos comenzaron a recorrer el lugar impacientes por su agitación—. Claro que sí. Sí —esta vez fue él quien tomó la iniciativa cuando le acunó las mejillas y la acercó, plantándole otro beso.

Estaba hecho.

La segunda oportunidad se había dado.

Y como si nunca se hubieran perdido, encontraron el lugar de regreso a casa entre los brazos del otro.