Noche de Vampiros |Franquicia #1|

♤Prólogo♤

***

— Joven Rey, el trabajo está hecho... —Los ojos rojos de aquel guerrero brillaron en aquella oscuridad con un rojo inyectado en ellos como si acabara de consumir la sangre que su cuerpo requería.

— ¿Ese idiota ha muerto? —Su voz se dejó escuchar desde el trono en el que se encontraba sentado. La tenue luz que lograba colarse por una de las pocas aberturas que tenía su lustre hogar dejaba ver una pequeña parte de su perfecto rostro y una mandíbula muy bien marcada.

— Hay algo que debe saber... —Se apresuró a decir el jefe de combate que tenía frente a el, uno de sus hombres más fieles: Baekhyun—. Ese hijo de perra consiguió reunirse con su familia, no sabemos si les Comentó algo sobre nosotros, pero no podemos confiarnos tan fácilmente.

— Nowon-gu es una ciudad llena de personas que vienen a contemplar Seúl, el “Rey Nabi” no nos permitiría atacar así de fácil su capital, necesitamos llegar a un acuerdo. —Dejó recargar su mandíbula sobre su brazo derecho mientras mostraba una de sus peculiares sonrisas—. Baek, revisa la agenda, mañana me reuniré con el Rey de esos lobos patéticos.

— Claro que sí, Joven Rey. —Volvió a hacer una reverencia frente a su líder mostrando su total respeto y fidelidad.

— Veremos si después de esto sigues diciendo pestes de tu propia especie Hirai. —Sonrió para sí mismo para volver a su antigua posición en el trono de su gigantesco palacio.

Estaba seguro que lograría hacer que Kim entendiera sus razones, no permitiría que un basto poco grupo de humanos descubriera la existencia de los Vampiros, eso era peligroso, inclusive para el mismo como Rey del imperio mayor, debía proteger a sus Albinos y a toda su jerarquía.

Un estruendo hizo que volviera la vista al frente con algo de asco por la repentina manera en la que su mejor guerrero ingresaba en la habitación del trono.

— ¿Qué mierda quieres ahora? —Gruñó después de que Baekhyun se pusiera de pie tras haber realizado su típica reverencia.

— Señor, el “Rey Nabi” ha muerto.

Una sonrisa apareció en su rostro, parecía que las cosas irían a su favor de ahora en adelante... Y no pensaba desperdiciarlo.