LA PLAYA

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¿A dónde vamos? Grité para que pudiera escucharme por encima del ruido del motor y el viento causado por la gran velocidad a la que íbamos. Hacía rato que habíamos salido de la capital, pero ella no parecía tener intención de dar la vuelta. No me respondió. Odiaba cuando hacía eso y ella lo sabía, pero aún así seguía haciéndolo.

Media hora más tarde empecé a sentir un olor fresco en el aire, un olor que me recordaba al día de mi tercer aniversario. El día que la conocí. ¡La playa! ¡Me había traído a la playa! Se desvió por una salida de la carretera y siguió por una carretera, cada vez más estrecha y en mal estado. Pasamos por un pueblo de pescadores. No me había traído a una de esas playas turísticas abarrotadas de gente, sino a una playa más solitaria, más íntima.

Cuando llegamos a la entrada de la playa me separé de su cuerpo un poco esperando que frenara, pero no lo hizo, entró en la playa con la moto. Suerte que aún no era verano y no había nadie, aunque por el aspecto salvaje del lugar tampoco creo que hubiera mucha gente en temporada de playa.

¿Qué haces unnie? Le pregunté al ver que se acercaba peligrosamente a la orilla a toda velocidad. La arena que levantaba la rueda delantera chocaba con mis piernas, metiéndose en mi calzado. ¡Frena! ¡Frena! Pegué mi cuerpo más contra el de ella para intentar alcanzar los frenos, pude escuchar su risa, lo estaba haciendo a propósito, se estaba burlando de mí.

Justo al llegar a la orilla giró el manubrio de la moto, levantando una gran cantidad de agua. Yo grité. Escuché su risa aún más fuerte. Ella aceleró por la orilla, levantando agua a nuestro paso e igual que pasaba con la arena, el agua me golpeaba de cintura para abajo, empapándome. Para Hye Joo para ¡Me estoy mojando!

No sabía que esto te excitase tanto Golpeé mi casco contra el suyo como respuesta. Ella y sus bromas picantes. Volví a escuchar su risa una última vez antes de que frenase de golpe, provocando que mi cuerpo se chocara con el de ella. Como sigas aplastando tu pecho contra mí se te va a reducir la talla Sentí mis mejillas arder. Suerte que aún llevaba el casco y ella no podía ver lo colorada que estaba. ¿Se estaba burlando del tamaño de mis pechos? Ni que los de ella fueran perfectos... ¿A quién quiero engañar? Sí lo eran.

¡La golpeé en la espalda con mis puños Ha sido por tu culpa! Aceleró de nuevo y yo me volví a pegar contra ella para evitar caerme hacia atrás, aunque me separé rápidamente para que no volviera a burlarse. Alejó la moto un poco de la orilla y volvió a frenar. Esta vez la apagó y bajó, ayudándome a mí después.

Es mejor que te quites eso y lo pongas a secar Señaló mis pantalones mientras se quitaba el casco. Yo hice lo mismo. Levantó el asiento y sacó un par de toallas del hueco que había debajo. Parecía pequeño, pero era sorprendente todas las cosas que ella era capaz de meter ahí dentro. Extendió las toallas sobre la arena mientras yo me quitaba el pantalón, el calzado y lo ponía sobre su moto para que le diera el sol y no se llenara de arena, aunque la moto tampoco estaba muy limpia después del ''paseo'' por la orilla del mar.

Esta me la vas a pagar unnie Me quejé tumbándome en la toalla que estaba a su lado. Pude ver que sonreía de medio lado. Sí, su típica sonrisa traviesa, esa sonrisa que podía hacerme amarla y odiarla al mismo tiempo. Se había tumbado boca arriba sin quitarse la ropa y con las gafas de sol puestas Te va a quedar la marca Me burlé, pero ella me ignoró... de nuevo. A esa chica le encantaba pasar de mí.

Estuvimos un rato en silencio, disfrutando del sol y del cantar de los pájaros que se escuchaba a lo lejos. De nuevo ese sentimiento de libertad que sólo ella podía hacerme sentir. Un tiempo después empecé a sudar. No hacía mucho calor, pero al ponerme al sol mi temperatura corporal había subido bastante. Ojalá pudiera darme un baño Pensé en voz alta incorporándome para poder mirar hacia el mar.

¿YABOSEYO?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora