DISCUCIONES

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Pero no todo era color de rosa. También discutíamos. Mucho. Demasiado. Nuestras personalidades eran totalmente opuestas. Mientras que yo soy una persona bastante nerviosa, ella es calmada. Yo me enfado bastante, pero durante poco tiempo, ella casi nunca se enfadaba, pero cuando lo hacía... Era mejor huir bien lejos. Discutíamos casi todos los días, o más bien, yo discutía con ella. Ella solía ignorarme, aunque en ocasiones era ella quien ''empezaba'' la discusión. No porque me gritase o me molestase, simplemente porque se burlaba de mí o hacía cosas que sabía que a mí no me gustaban. A veces creo que lo hacía a propósito. No, no era porque le gustase discutir, sino por lo que venía después. Ya sabes... la reconciliación. Todas nuestras reconciliaciones terminaban en la cama... O en la cocina o en el salón... El lugar importa poco.

Tres años, estuvimos juntas tres años, hasta ese día en el que yo la jodí... Nunca me lo perdonaré, pero... ¿Qué iba a hacer? ¿Dejarlo todo por ella? ¿Darle la espalda a mi familia y amig@s por ella? Probablemente estás pensando que eso es lo que tendría que haber hecho, pero no pude. Fui cobarde. Y por esa misma razón la perdí.

Habíamos quedado para ir a cenar a algún restaurante. Hacía un tiempo que tenía algo que decirle, pero no encontraba el valor suficiente para hacerlo. Estaba jugando con el anillo entre mis dedos cuando escuché el inconfundible rugido de su bebé. Me puse rápidamente el anillo en mi dedo anular, sin darme cuenta de que en ese lugar era demasiado visible.

¿Por qué traes la moto unnie? El restaurante está aquí cerca Ella vivía por esa zona así que no entendía por qué había venido en moto. Sé que nunca se separaba de su bebé, pero esto ya era pasarse.

Cambio de planes Suspiré. No sé cómo no lo supuse antes. No era la primera vez que lo hacía, ni la segunda, ni la tercera... En realidad, era algo bastante común en ella. Otra de las cosas que me hacían amarla y odiarla a la vez. Amarla porque me gustan las sorpresas, odiarla porque siempre organizaba todo para que saliera perfecto y ella lo desmontaba en un abrir y cerrar de ojos. Me hizo un gesto con la cabeza, indicándome que subiera a la moto.

No puedo, llevo vestido Me había puesto el vestido negro que ella me había hecho. Sólo me lo ponía cuando quedábamos para ir a algún sitio de clase alta, como el restaurante al que se supone que íbamos a ir.

No te preocupes, ya te las he visto unas cuantas veces Dijo refiriéndose a mi ropa interior.

Tú sí, pero no el resto del mundo Suspiró antes de bajar de la moto y levantarme para sentarme detrás. Yo grité ante la sorpresa de ese movimiento. Se sentó delante de mí rápidamente para que nadie pudiera ver nada y me dio su chompa de cuero.

Póntela o tendrás frío

Pero... ¿y tú? La chompa que me acababa de dar era la que llevaba puesta cuando llegó. Ahora sólo tenía una camiseta sin mangas como protección.

Póntela y cállate Ordenó haciendo girar el manubrio de la moto mientras mantenía el freno apretado. El rugido del motor retumbó a lo largo de toda la calle. Nada más terminar de ponerme la chompa aceleró bruscamente. Tuve que agarrarme a su cintura para no caerme, aunque ya estaba acostumbrada a que hiciera eso. Pegué mi cuerpo contra el de ella para sujetarme y para mantenerla lo más caliente posible. El viento era frío y lo más probable era que se estuviera congelando los brazos, así que yo no servía de mucha ayuda... aunque menos da una piedra.

Conocía el camino. Habíamos venido por aquí varias veces, pero hacía tiempo que no lo hacíamos. Salimos de la ciudad y ella se metió por una carretera de tierra que conducía al bosque. Diez minutos después frenó en un familiar descampado.

Bajó de la moto y me ayudó a mí a bajar. Nada más tocarme pude sentir lo frío que estaba su cuerpo. La abracé tratando de transmitirle un poco de mi calor corporal. Podía notar como su cuerpo temblaba ligeramente, como esos perros ridículos que las señoras sacan a pasear y no paran de ladrar a todo lo que se mueve. Ella metió las manos por dentro de la chompa buscando el calor, agarrando mi cintura. ¿Mejor unnie? Pregunté. Noté como ella asentía con la cabeza hundida en mi cuello. Eso te pasa por hacerte la heroína. No eres inmortal Olivia

¿YABOSEYO?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora