Capítulo 13

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"Soy su ángel y lo cuidaré, no importa si debo mancharme con sangre para hacerlo"


Pataleo con fuerza cuando alguien me toma de la boca y me pega a la pared. Por la luz de otro relámpago puedo ver el rostro de Yibo y su arma.

—¡Eres-! — Lloro con fuerza y lo pego a mí. Lo abrazo con tanta fuerza mientras que él me toma de la cintura. — Creí que te había pasado algo...hay alguien afuera y los guardias no están.— disminuyo mi llanto, él me hace entrar a la habitación.

—Mis hombres están estancados del otro lado porque el puente se desbordo. No estoy seguro de quien invadió la mansión, si son policías o mafiosos pero debemos aprovechar la oscuridad e irnos. — Prende una linterna, se queda viéndome por un largo momento.

—¿Qué?— Pregunto. Miro mi ropa encontrando una gran mancha de sangre. Mis manos y mis pies también están manchados de sangre, mi pecho empieza a agitarse. Yibo se acerca y toma mi rostro, su mano no deja en ningún momento de sostener el arma.

—Está bien cariño...solamente debes ponerte los zapatos, cuando lleguemos a otro lugar te cambias ¿okey? Ahora, necesito que hagas algo. En el armario hay una mochila, cárgala.— Me hace sostener la linterna y busca la mochila, no sin antes tomar unos tenis y ponérmelos.

Me coloca un abrigo para tapar mi camisa llena de sangre, pero antes de ponerme el abrigo me ajusta un chaleco negro. Lo aprieta con fuerza y luego me pone la mochila. Salimos de la mansión con él adelante sosteniendo su arma.

—Yibo...— lo llamo pero me ignora, sigue caminando entre los pasillos. Sostiene mi mano mientras nos guía a un lugar que solo él conoce.— Lamento lo que dije antes, si te moleste no fue mi intención, lo lamento.

Entra a una habitación, me jala hasta ella encendiendo de nuevo la linterna. Toma unas carpetas y me hace dar la vuelta, coloca todas las cosas en la mochila seguido de meter algo que estaba en la caja fuerte.

—No es el momento de hablar de eso Bell'uomo— Besa mi frente y salimos de la mansión escuchando varios gritos de hombres. Puedo escuchar el ruido de unas sirenas mientras Yibo pasa rápido por una pequeña montaña de tierra que ahora era barro. Todo esto daba al pequeño bosque detrás de su mansión.

Mi cuerpo se ensucia de barro cuando Yibo me pide saltar y caigo sobre él, nos levantamos.

—Espero que no tuvieras nada importante allí.— Yo recuerdo mis apuntes, mi ropa.

Todo eso abandona mi mente en cuanto veo como saca una cajita y toca el botón rojo. En un segundo toda su mansión explota dejándome sin palabras.

Todos los guardias gritan, incluso puedo escuchar el ruido de un helicóptero. Yibo jala mi mano arrastrándome al bosque, en un momento empezamos a correr.

Puedo adivinar el por qué Yibo nos adentró al bosque en cuanto veo el camino marcado. Caminamos hasta el final, y recién ahí dejamos de escuchar a los guardias y al helicóptero.

—Mierda.— Maldigo en cuanto mi tobillo se tuerce, Yibo se detiene y apunta a mi tobillo manchado de lodo. Yo simplemente hago que se mueva ignorando el dolor, cada vez que presiono me duele peor.

—Déjame ver— Ordena. Se detiene para inclinarse y sacarme la zapatilla; toca mi tobillo y yo me quejo, me vuelve a colocar el calzado. Mira a todos lados tocando su cabello húmedo por la repentina llovizna.— Debemos estar cerca pero tu tobillo no lo soportara mucho, puedo adelantarme pero...— sujeto la correa de la mochila con fuerza, tomo su mano y suelto todo el aire viendo cómo se forma una mota de humo.

—Puedo aguantarlo, no debemos parar— Ahora soy yo el que lo jala y volvemos a retomar velocidad. Yo no vuelvo a soltar otra queja o maldición, no hasta que llegamos a una carretera.

En ella hay dos camionetas, puedo ver que Ziyi baja de una para hacernos entrar. Las camionetas arrancan con las luces apagadas, yo simplemente me quedo callado mientras que Yibo ordena que le informen lo que pasó.

—De alguna forma los policías sabían dónde vivías, tuvieron que rastrear a alguno de los guardias. Tenemos tu otra mansión lista.— Doy una mirada rápida, Yibo toma una computadora empezando a teclear en ella

La camioneta se detiene en otro sitio lleno de autos. Una vez que bajamos los demás se van. Yibo y Ziyi entran a otra camioneta mientras que yo simplemente siento todo dar vueltas.

—¿Zhan?— Ambos me llaman, yo simplemente siento caer hacia un costado y a todos gritar mi nombre. Una vez que mi cabeza golpea con fuerza la carretera mis ojos se cierran...lo último que puedo escuchar es el ruido de Yibo al tirar todo y venir por mí.

***

Me muevo un poco sintiendo el dolor punzante en mi cabeza, todo me da vueltas y siento un nuevo vacío crecer en mi estómago.

—¿Cariño?— La voz de Yibo suena agotada, incluso dormida. Lo veo levantarse rápido y encender la luz, se acerca hasta donde mi pero yo simplemente me levanto de la cama abriendo la puerta más cercana.

Agradecido de que fuera el baño me inclino en el suelo y levanto la tapa del inodoro. Vomito todo lo que mi cuerpo no puede sostener, mi cabeza late con tanta fuerza que aprieto mis manos en puños. Yibo me soba la espalda con suavidad.

Cuando termino simplemente bajo la tapa y tiro la cadena. Me levanto notando que estoy limpio y con otra ropa; pero lo que más me llama la atención es la venda en mi tobillo.

—¿Estas bien?— Asiento, mojo mi cara y mis dientes para tomar el cepillo que me entrega. Le coloco la pasta dental y comienzo a cepillar mi boca mientras él me acaricia la espalda. — Estuviste inconsciente todo un día Bell'uomo. El doctor dijo que fue por gastar tu energía y por tu pequeña gripe, también por el golpe que recibiste al caerte.— Asiento, dejo el cepillo de dientes a un lado y toco mi cabeza un poco, él me mira.

—Tienes que comer un poco para tomar tus pastillas, ya mañana estarás mejor— Toma mi mano llevándome fuera de la cómoda habitación. En cuanto bajamos veo a Ziyi en la cocina comiendo algo de la nevera. En cuanto me ve hace una mueca.

—Luces horrible...— Tomo asiento en la silla viendo como Yibo golpea suavemente la frente de Ziyi y hace que ella se queje. Enciende la estufa y me mira con una sonrisa.

Yo simplemente muevo mi pie de arriba abajo, Yibo se va por un momento y ella salta literalmente encima de mí.

—Escucha bien, esta es la segunda mansión de Yibo. La que más reglas tiene y la que más visitada es. Yo vivo aquí porque alguien tiene que hacerlo y recibir a las personas... el punto es que jamás debes abrir la habitación con puerta marrón, ni la que está al fondo. Es solo cuestión de momentos, minutos, segundos para que llegue la básica de la ex de Yibo, y esa sí que es un verdadero dolor de cabeza.— Vuelve a su posición y Yibo llega.

Yo permanezco quieto. ¿Ex de Yibo?

Justo cuando digo eso en mi mente se escucha una voz extremadamente fuerte, seguido de unos tacones y unas maldiciones.

Me volteo en mi asiento viendo a una chica pelinegra entrar a la cocina, moviendo sus caderas en su pantalón y chaqueta negra. Camina hasta donde Yibo pegándolo a la nevera y tomándolo del cuello. Puedo ver en cámara lenta como ella lo besa sin ningún pudor.

Sonrío.

Con que a eso se refería...

El Rey de la MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora