Capítulo 8

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Chifuyu llegó a su casa a altas horas de la noche, escoltado por un grupo de alfas y betas que ahuyentaban a todos, un omega rubio que daba vueltas desvergonzado y otro que se veía desinteresado. Se compadecía por las personas que pasaban por ahí y se cambiaban de acera, pero como sus amigos habían dicho "No podemos dejar que te vayas solo, menos cuando hace unas horas estabas en celo, y no, Baji, no puedes acompañarlo a casa"

Por eso el alfa se había despedido de él en la entrada de la casa de los Sano, le había dado un pequeño beso en la mejilla a Chifuyu bajo la atenta mirada de Mikey. Matsuno se había sonrojado hasta parecer un tomate y solo había logrado sonreírle en respuesta porque sus palabras se habían quedado atoradas en su garganta.

Cuando ingreso a su departamento se encontró con una nota de su madre pegada en el refrigerador, esta le avisaba que tenía el turno de la noche y que llegaría por la mañana. Al menos no recibiría ningún regaño por parte de su progenitora porque si ella se enteraba que había llegado pasadas las once lo colgaría de un poste.

Se dirigió a su habitación y al no poder conciliar el sueño, miró al techo y comenzó a recordar lo sucedido ese día. La idea de encontrar a su destinado aún era muy difusa en su mente, no lograba procesar que Keisuke Baji fuera su alfa, solo había logrado percibir su exquisita feromona por un instante y estaba seguro de que si lo hacía por más tiempo caería rendido a sus pies, completamente excitado.

Cerró los ojos con las mejillas rosadas por el pensamiento y la imagen mental de Baji besando sus labios golpeo su mente. Abrió sus ojos ferozmente y se levantó de su cama, tomando sus mejillas con ambas manos mientras hablaba incoherencias tratando de recordar lo sucedido en su sueño y fracasando en el proceso, su cerebro parecía tener una gran preferencia por alargar la estadía de un mal sueño y borrar rápidamente la de uno bueno.

Se preguntó si Baji también tenía los mismos sueños, tal vez todo eso se debía a que eran destinados y el alfa también sufría con él.

Cansado de no lograr su objetivo por recordar, se acostó nuevamente y minutos después estaba en el mundo onírico.

Baji se despertó con los rayos de sol golpeando su cara, frunció el ceño cuando la luz le dio en los ojos y sonrió al recordar a Chifuyu, oh lindo y tierno Chifuyu. Su momento de paz se cortó cuando su celular sonó, lo tomó de mala gana, dispuesto a discutir con la persona detrás de la línea si intentaba que se cambiase a otro operador, pero se relajó al ver el nombre de Kazutora en la pantalla.

- ¿Qué mierda quieres?

- ¡Cuánto amor demuestras por la mañana! – El chico dio una sonora carcajada y continuó - ¿Ya no me amas? Yo era medio virgen cuando te conocí

- A otro perro con ese hueso, cuando te conocí ya me habías engañado y yo no lo sabía – Se escucho otra risa más fuerte y burlona - ¿Mikey está ahí?

- Mikey y Draken, ya sabes, la parejita, como sea, ¿Quieres hacer algo?

- Sí, volver a dormir – La risa de Mikey se intensificó y fue este el que habló

- Vamos Baji, no me digas que has dejado tu sentido de diversión tirada en alguna habitación

- No tienes idea de en cuantas habitaciones – Baji estaba orgulloso de sus conquistas, aunque ahora lo único que quería conquistar era el corazón de su omega

- Oh, no sé si a Chifuyu le agrade esa respuesta, ¿te agrada, chifuyu? – Escuchó el balbuceo del otro y su respiración casi se detiene

- Espera, ¿Dónde están? Chifuyu cualquier cosa que te digan estos degenerados no tiene nada que ver conmigo

- Estamos en su casa, te enviaré la dirección – Kazutora respondió luego de arrebatarle el teléfono a Mikey y cortó la llamada

I love you forever - Baji x ChifuyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora