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𑁋Si tú eres su compañera, ¿por qué te hizo algo así? 𑁋. Fue una pregunta retórica, pues era obvio para el Caballero que ella no le respondería.

𑁋Eso es sencillo 𑁋escuchó que alguien le decía desde la copa de los árboles𑁋. Una niña engreída como ella no merecía liderarnos.

Plubio y Liceo salieron de su escondite al mismo tiempo, rodeándolo de izquierda a derecha. Aludido, el Caballero sólo pudo volver la mirada a la figura petrificada.

𑁋Tal y como lo has escuchado 𑁋ahora era Liceo el que explicaba𑁋 desde que llegó a nuestro grupo no ha sido más que un dolor de cabeza constante. Solo bastaron unos cuantos elogios por parte del amo para que sintiera que tenía todo el derecho de pisotearnos si así le apetecía 𑁋. Dijo con evidente desprecio en su tono.

𑁋"Esperen un segundo... si dicen que su amo la elogió, entonces no pueden estar hablando de Praxedes. Ese ser de sangre fría jamás adularía a alguien que no sea él mismo. Pero, si él no es su líder, ¿quién es?"𑁋. Pensaba para sí el Caballero a medida que escuchaba lo que decía ese par.

𑁋¡Ja, pero que arrogante! 𑁋exclamó el Simipour complementando lo que su compañero había dicho𑁋. Y es gracias a tu ego que estás así ahora. Despegaste los pies del suelo y olvidaste la regla más importante del grupo... ¡Jamás confíes en los demás!

Desgraciadamente, el hecho de estar petrificada no significaba que no pudiera escuchar todo lo que ocurría a su alrededor. Cada palabra pronunciada por ese par equivalía a un potente puñetazo directo en su orgullo, cosa que solo la alentaba a añorar su muerte lo más pronto posible.

𑁋Aunque su relación no haya sido la mejor, esa no es excusa para dañarla. Al fin y al cabo, ¡son compañeros! 𑁋. Exclamó con evidente desdén en su tono𑁋 y los compañeros ¡jamás se lastiman, mucho menos se traicionan!

Eris se quedó en blanco. Esas palabras inesperadamente la habían conmovido, pues el tono que había usado el Gallade al momento de articularlas iba cargado con una sinceridad sublime, de la cual, sabía que no era merecedora.

Era evidente que ella no merecía su compasión y mucho menos merecía su protección, pero al ser él un Caballero, debía dejar a un lado las diferencias y ayudar al que lo necesitara, sin importar de dónde fuera, cómo era o qué había sido de su vida mucho antes de encontrarse con él. Su código de honor le prohibía hacerse de la vista gorda mientras existiera alguien que lo necesitara.

Dispuesto a luchar, desplegó las cuchillas que poseía por antebrazos. Una sutil ráfaga de aire ondeó su capa solemne y la tierra bajo sus pies voló por los aires debido a la rapidez con la que se había movido de su sitio.

El sonido de los golpes impactando aumentaban el nerviosismo de Eris, pues al ser ella la que quedaba en medio, no había garantía de que saliera ilesa. Al estar a merced del veneno cualquiera pensaría que ya no se necesitaba hacer nada más... pero conociendo a ese par, seguramente buscarían la forma de asestarle un potente Lanzallamas o un Escaldar "por accidente". 

Si las acciones del Caballero no eran puras patrañas y de verdad quería ayudarla, ese "por accidente" les saldría caro, ya que eliminarían cualquier chance que le quedara a ella para salvarse. Y vaya que no le sobraba razón a la pobre, al término de su reflexión Liceo le dirigió un Lanzallamas que transmitía toda la intención asesina que conllevaba.

 Antes de que siquiera rozara la punta de su morado flequillo, Eamon tomó de la cola al Houndoom, lanzándolo por los aires después de un par de giros.

La figura del Pokémon Siniestro no pasó desapercibida para el equipo de Arlen, quien aún permanecía en el Pueblo debido a las órdenes que le había dado su superior minutos atrás. Pero estas mismas fueron a parar a segundo plano en cuanto vio que algo pasaba dentro de la espesura del Bosque.


"El Milenio Pokémon"/ 1ra TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora