📖SESENTA Y DOS📖

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✨HOLA✨
Antes que todo y nada. ¡Felices fiestas! Mejor tarde que nunca... Lamento mucho la ausencia, espero que el próximo año no se repita lo de ahora. Por lo demás, muchas gracias por todo el apoyo a la novela, he visto cuanto ha crecido estos últimos meses y de verdad estiy muy agradecida.🥺 Cómo sabrán ayer o más bien hoy 25 de diciembre es cumpleaños de nuestro querido Levi y aunque hubiera querido escribir un maraton decente o un especial, los preparativos de los festejos no me dejaron; así que por el momento dejo los siguientes 2 caps. Espero que los disfruten. ✨¡Feliz navidad! Y ¡feliz cumpleaños a nuestro Levi!✨
Atte: la escritora ✨



Fueron un par de horas de viaje, no demasiadas, pero tampoco muy pocas; aunque quizá era la emoción la que me hizo pensar que habían pasado siglos de trayecto.

Pará cuándo por fin llegamos, apenas intercambiamos miradas Kikyō y yo, antes de salir corriendo del auto y toparnos de golpe con el acalorado aire repleto de sal por la cercanía al mar. Tire de la mano de mi tímida amiga y la lleve conmigo hasta el borde de la playa.

-Kai, espera - me dijo Kikyō jalandome de regreso un poco.

Me detuve atendiendo su llamado y cuando la vi agacharse a desatarse  los cordones de sus zapatos, lo recordé.

-cierto - dije ante su orden silenciosa.

-¡Kai, no te alejes demasiado! - me grito Ami cuando de nuevo estaba listo para adentrarme corriendo al mar.

Ni tiempo de responder le di, a los pocos segundos de nuevo llevaba conmigo a Kikyō; la cual, por cierto, amaba el mar, de hecho es el único momento en todo el año en que la veía sonreír tan abiertamente y por demasiado tiempo.

Primero dejamos que el agua nos empapara los pies, sentia el cosquilleo de la arena que se movía debajo de la planta de mi pie; y después, en una de las únicas cosas que tenía permitido hacer, que sabía que no eran demasiado para Kikyō, le arroje un poco de agua robándole una diminuta carcajada, luego ella me regresó el juego y así hasta que ambos quedamos empapados.

-me gusta aquí - confesó Kikyō a media batalla de agua.

-es muy pacifico - coincidí, siempre me dispesaba en mis pensamientos mientras veía el mar y escuchaba el sonido de las olas.

-si, y Kai es lindo...

Su comentario me tomo por sorpresa, pues mi nombre significaba mar y solo en muy especiales ocasiones, Kikyō lo usaba para referirse al mar y no a mi, como si se tratase de un evento inconsciente, pero agradable, pues aquel nombre tenía un gran significado para mis padres y ella lo sabía bien, parecía que me lo recordaba.

Así era siempre, cada año en estas fechas donde el clima era agradable. Cada año, mientras yo jugaba con Kikyō y Carla, los adultos se preparaban un gran picnic sobre la arena, montaban sombrillas para protegerse del sol y en el caso específico de Michele y Armin, se sumergía en las saladas aguas por un rato. Pero aun era temprano, así que lo que estaba sucediendo justo ahora era la llegada de Carla, Eren, Mikasa y Hannes.

-¡pero que malos, empezaron sin mi! - nos reclamo Carla en cuenti llegó y vio que ya estábamos empapados.

-llegas tarde - me queje sintiendo algo de frío por la brisa que golpeaba mi ropa húmeda.

-lo sé, papá de nuevo no quería venir - se lamento con una mueca Carla - algo sobre enemigos y eso, aun parece delirar de ves en cuando...

-no es delirio - le corrigió Kikyō, sin duda el mar le daba la valentia que tierra firme no podía darle - sólo no tiene buenas experiencias aquí...

-pero cada año venimos, ya debería acostumbrarse - siguió Carla.

-tu aun corres cuando ves un gato - le recordé intentando contener la risa.

-¿y cómo no? Aquel gato tonto se me lanzó a la cara y... - comenzó a decir Carla en su defensa.

Kikyō y yo intercambiamos miradas cómplices, antes de soltarnos a reír sin piedad alguna por el mal genio de Carla; esta última efectivamente se enojo y comenzó de nuevo la guerra de agua.

Un par de horas más tarde, cuando ya habíamos olvidado lo que provocó la guerra de agua, nos dejamos caer rendidos sobre la arena o eso quisimos pues Hange llegó y nos arrojó agua. Ni siquiera estaba consiente de que ella había llegado.

-¿donde quedó esa energía de juventud? - se burló mientras nos veía levantarnos corriendo al sentir y golpe de agua.

Llevaba el cabello sujeto como siempre, una playera delgada de tirantes y unos pantalones cortos. Se reía a carcajadas de nosotros, incluso el resto de los adultos intentaban contener la risa (todos excepto 2, claro). Kikyō se volvió a recostar ignorando a Hange; por otro lado Carla no fue tan pacífica y se lanzó contra la mayor, la cual la atrapó en el aire y se la llevó consigo hasta el mar.

-¡oye, tres ojos! - le llamó mi padre en tono de amenaza.

-no, no, Levi, ella no es tu hija, si los padres no se quejan, entonces puedo hacer lo que quiera - se negó Hange feliz de la vida llevando a Carla sobre el hombro (de hecho la menor hiba disfrutando el paseo).

Escuche un chasquido de lengua y enseguida pensé que era el reproche de mi padre por el comentario de Hange, pero me lleve la sorpresa de ver a Eren sentado sobre la arena debajo de una sombrilla, abrazando sus piernas y poniendo mala cara. Sonreí divertido y me encamine hasta el, para sentarme a su lado.

-¿de nuevo estas imitando a Carla, Tío Eren? - le pregunté intentando sonar serio.

- ella me imita a mi - se quejo Eren con voz neutra.

-igual ambos hacen el mismo berrinche cuando tienen que venir a la playa - le recordé aún más divertido.

-pequeño capitán, ya solo falta que tu también me patees - y volvía a ser el mismo Eren de siempre.

-no, para eso ya está papá - le respondí riendo.

- Kai... - me sermoneo el llamado lanzandome una de sus miradas.

Me encogi de hombros y sonreí tímidamente.

-y ahí tenemos a la pequeña doctora -se burló Eren, claro que no desaprovecharia la oportunidad de cabrear a Levi. Y hablando de él, aquella sonrisa inocente siempre lo desarmada, porque era exactamente la misma que la de mamá, o por lo menos eso decía él de mala gana. - Capitán, ha creado un pequeño monstruo.

-y tu creaste 2 - le dijo Armin interviniendo para que Levi y Eren no terminarán golpeados.

-el pequeño Hannes no cuenta - añadió mi madre que cargaba al bebé. Ami se dirigió al nombrado, con voz infantil- ¿verdad, guerrerito?

Me dio ternura ver la escena y nuevamente la espina de la duda azotó mi mente. Esta vez, me preguntaba si en el diario estaría narrado incluso mi nacimiento, o si, los pensamientos de mi padre sobre una familia se dirían algún día, quizá con suerte encontraría cuando se enamoró de Ami, pero no había certeza de nada, y como no la había, añore tener el diario de Levi entre mis manos. Tendría que esperar.

Levi's diaryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora