Capítulo 18

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- Bien, este es el plan – comenzó Toni – José, Igor y Gustabo entrarán conmigo al casino conmigo, en caso de que nos separemos y estemos en habitaciones diferentes, José e Igor se quedarán afuera de donde sea que estemos Gustabo y yo. Hai tú te quedarás con dos de tus hombres en la entrada del casino, que sea adentro, no quiero que intenten secuestrarte, otros dos se quedarán en recepción vigilando cualquier movimiento extraño y si sucede algo, avisarán por radio. El resto de tus hombres se quedarán afuera del casino, unos en la entrada y otros dos más en el estacionamiento, esperándonos con vehículos. Tenemos que salir de ahí con vida, sin que nadie nos siga y si es posible nos llevaremos a uno por delante, pero no quiero que hagan algo tonto, si uno de nosotros está en peligro, avisará por radio y todos iremos en su ayuda, no perderemos a otro. Todos tendrán un arma, solo la usaran en caso de que sea necesario, recuerden que es un casino y no podremos hacer algo sin saber cuántos agentes tiene el maldito, esperaremos a que los que infiltremos ahí, nos avisen de cuantos son o si ellos quieren atacar primero; José sé que a ti te van más las navajas, así que también puedes llevar una – El nombrado asintió – Cuiden sus espaldas, abran bien los ojos y estén atentos a la radio y a cualquier movimiento. ¿Entendido?

- Si, jefe – respondió el moreno, pero los demás solo se dedicaron a asentir.

- Bien, esto será este sábado, exactamente en 4 días, a las 10 de la noche. Quiero los sujetos que se vayan a quedar dentro lleguen una hora antes y los que se quedan afuera lleguen 15 minutos antes, para que no sospechen de ellos y los que lleguen antes puedan hacer reconocimiento del lugar. ¿Tendrás todo listo a tiempo? – preguntó mirando al de origen asiático.

- Por supuesto, Poni.

- Bien, pueden retirarse si quieren, la reunión ha terminado.

- Si gusta, señor Gambino, la cena está lista – habló Igor.

- Gracias Igor, en unos minutos bajo.

Todos salieron de la habitación excepto los rubios del grupo, uno se encontraba sentado frotando su rostro con sus manos, con notorio estrés y el otro se encontraba admirándolo, sin duda era su hombre favorito.

- Me gusta cuando te pones en modo mafioso y líder – hablo el ojiazul en tono coqueto, provocando una risita en el italiano.

- Bobo – murmuró aun sin quitar sus manos que cubrían su rostro.

- ¿Ese es tu mejor insulto? – trató de provocarlo para que le mirara.

- A ti no te podría insultar.

- Yo a ti si, gilipollas.

- ¿Qué intentas, Gus?

- Me gusta cuando me llamas así – Empezó a acercase al escritorio.

- No evadas mi pregunta – se hundió en su asiento.

- Trato de relajarte – dio sus últimos pasos y se posiciono atrás del italiano, coloco sus manos en los hombros ajenos, donde empezó a dar sutiles caricias y poco a poco empezaba un masaje, notando como su pareja se destensaba bajo su tacto – Creo que lo estoy logrando.

- Cállate – quitó las manos de su rostro, entregándose por completo al ojiazul.

- Últimamente estas muy agresivo con todos, no me sorprende, pero conmigo un poco, a decir verdad.

- Lo siento... suspiró – Es que la llamada de ese tipo me ha dejado furioso, descolocado y con todo lo del plan me siento estresado y agobiado. Quiero terminar ya con todo esto e irme contigo. Lejos de aquí, tú mismo me advertiste de la mierda de ciudad que era Los Santos y no te creí, ahora me arrepiento – Ambos rieron.

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