•kairosclerosis• | fred weasley

CAPITULO XI: Autocontrol

Maratón (1/2)

Crazy Little Thing Called Love- Queen

Carina

Apenas logramos colarnos bajo la cama, cuando Blaise abrió lentamente la puerta de mi habitación.

Fred tuvo que subirse un poco sobre mi para poder encajar en el pequeño espacio, su respiración daba de lleno en mi nuca.

Me moví un poco por la sensación.

—Yo que tu... mejor no me muevo— me advierte el Weasley, rozando sus labios en mi oreja al hablar.

—Chist— susurró pidiéndole silencio.

Intentando no ponerme más nerviosa.

Merlín Carina. Lo tenías sobre ti besando tu cuello hace unos segundos y ahora te dan nervios.

Los pies de Blaise se detuvieron a nuestro lado izquierdo.

—Qué extraño— murmuró Zabini— No está en ningún rincón de la fiesta y tampoco aquí...

Fred volteo los ojos exasperado.

» Tal vez salió a tomar aire. Ella odia las aglomeraciones.

Hay una especie de resorteo en el colchón y eso nos hace intuir que se ha sentando en la cama.

—Oh rayos— me quejo.

—Hacía mucho que no entraba aquí— susurra el Slytherin.

—¿Se va a soltar un monólogo?— bromea Fred y de nuevo lo mandó a callar.

—Huele a ella...

Diablos.

Fred frunce el ceño.

» Demonios, sueno como un maldito enfermo.

—Si, claro que lo haces amigo— refunfuña el gemelo.

—Pero malditamente deseo volver a tenerla.

Es mi turno de rodar los ojos.

—No soy un objeto, imbécil— hablo con voz queda.

—Me pregunto dónde se habrá metido— continua en medio de un suspiro— Creo que iré a buscarla a la Torre de Astronomía.

—Y de paso tírate de ella— gruñe Fred a mi lado.

Ganándose un codazo de mi parte.

Sentimos como la cama pierde el peso de Blaise y a los pocos segundos escuchamos su andar hacia la puerta, una vez que el sonido de ella cerrándose resuena por la habitación, nos deslizamos fuera de nuestro escondite.

» Bien. No quiero sonar como un maldito celópata, pero... ¿a qué demonios se refería Zabini con eso de tenerte de nuevo?

—Ugh— gimoteó sentándome de nuevo en la cama— No creo que quieras saberlo.

—Nueva regla incluida en nuestro acuerdo— dice colocándose a mi lado— Entre nosotros no habrá secretos.

—Que conveniente.

—Anda, cuéntame. Prometo no vomitar.

—Vale, pero no me interrumpas— sentenció alzando un dedo— Blaise fue mi pareja en el baile de Navidad.

—Lo recuerdo— refunfuña con disgusto.

—Las cosas se pusieron algo... intensas entre nosotros. Y terminamos yéndonos a un rincón solitario...