Empezaba cuarto en el instituto, mis amigas me dejaron de lado hace dos días por otra, mi vida iba como el culo, me había quedado sola y no hablaba con nadie. Me convertí en lo que no quería y más miedo me daba, una chica apagada que dejó de sonreír y estaba sola.
Me pasaba las tardes en el gimnasio o leyendo para despejarme y no pensar tanto. En clase era horrible, sobre todo en los cambios de asignaturas, no hablaba con nadie, cuando normalmente me hablaba con todo el mundo. Me tocó en una clase en la cuál no me sentía del todo cómoda y que estaba también mi ex novio que no sabía nada de él desde hace dos años. Pero como ya sabéis, se puede pasar de tener todo a nada en tan solo un segundo.
Vivía con mi madre, fingía que estaba todo bien aunque por dentro estaba rota. A veces ni la aguantaba y le contestaba mal o le ponía malas caras, y lo peor es que me conoce y sabe cuando me pasa algo. Le conté lo de mis amigas, obviamente como la mayoría de las madres se enfadan por algo que le hacen a su hija sin tener la culpa, pero hablamos del tema y le decía que ya estaba bien, pero no lo estaba.
Algo cambió cuando en tercer día de instituto había un chico nuevo bastante amable. A pesar de que yo no hablaba con nadie y atendía en clase, a veces cruzabamos miradas, pero solo eso.
Pero probablemente si me hubiese conocido antes de todo y de tener la mirada vacía, igual me hubiese acercado a hablarle o él a mi porque le parecería maja, como pasaba antes, antes de que me vida se volviese gris.
Pasaban los días; gimnasio, leer, estudiar y lo que más hacia, pensar en él, aunque no quería. Creo que el único motivo por el que iba a clase a parte de adquirir nuevos conocimientos, era porque estaba él.
Pero recordé que hace unos días, antes de empezar el curso y estar juntos en la misma clase, ya que el, era un año mayor que yo y no estaría con él, porque estaría en primero de bachillerato, me acordé que me había dejado de seguir, no sé porqué pero lo hizo. Cuando lo recordé se me apagó más la mirada de lo que ya la tenía.
Pasado una semana, me hablaba con algunas chicas de mi clase pero seguía igual de apagada, nada ni nadie podría hacer que volviera a estar bien, porque creo que hasta me acostumbré a estar triste, pero para que mentir, no me gustaba, estaba acostumbrada pero no me gustaba.
Pasado una semana, como es normal, todos más o menos nos hablábamos, creamos un grupo de clase con todos los números de teléfono y también estaba el de él, pero claro, probablemente ni me hablase porque apenas sabía de mi existencia. Pero eso cambió pasado una semana, cuando me llegó un mensaje de él diciendome "hola".
Ese hola que me hizo volver a sonreír pero no sé ni porqué.
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De nada a todo
Teen FictionÉramos dos puzles que no encontrabamos nuestra pieza hasta que nos dimos cuenta de que si nos uníamos se formaba la pieza que faltaba.