La esperanza debida
Capítulo 32 - Desconfiar.Bruno introdujo la lengua en su boca, disfrutando aquella húmeda cavidad. Julia emitió un suspiro fogoso. La besaba con apremio, con urgencia y desesperación. De pronto ella le correspondió, y colocó los brazos alrededor de su cuello. Por Dios, no bastaba aquel proceder, nada la saciaba. Había perdido la memoria, pero estaba segura de que nadie la besó así antes. Bruno era un pasaje directo a la gloria. Olía a desodorante concentrado y masculino, tenía la piel suave y firme.
Él estaba como loco. Necesitaba poseerla, volver a verla desnuda, su cuerpo le rogaba hacerle el amor hasta quedar exhaustos, como meses atrás, en los que no había límites. Se exploraban noche a noche, disfrutando las charlas de por medio. Tanto era así, que Bruno llegó a pensar que estuvo más veces con Julia en tres meses, que con Marizza dos años. Fleming era un infierno a contramano, lo ponía duro con solo besarla. Ansioso por tocarla, metió la mano dentro de su blusa.
Un latigazo de miedo la envolvió, la imagen de un hombre con máscara asechó por un fugaz instante...pero se fue en un parpadeo y el deseo ganó la batalla, y no pudo detenerlo. Parte de su consciencia le suplicaba que frenara, que no se apure... Sin embargo cuando Bruno besó su cuello, y continuó hacia su oreja., no pudo detenerse. Se oyó gemir... ¿Es que ni siquiera sentía pudor? La avergonzaron sus desmedidas de quitarle la ropa. Si, era su pareja y el padre de sus hijos pero no lo recordaba...comprobó rápidamente que la piel no sufría amnesia, no le permitió huir. Se sintió cómoda en sus brazos...Bruno era un deja vu constante, una fantasía cumplida. Una especie de sueño intenso que no recordaba ni entendía, pero sabía que era real, que existió. Los labios de Bruno recorrieron su garganta...aquello era realmente excitante...sintió humedad en su intimidad, una dolencia justo en el punto más sensible. Él la inclinó un poco, haciendo un esfuerzo colosal para no apurarla. Julia se colocó encima de él, a horcajadas. Continuó besándolo y se frotó contra su bulto. Abrió la boca, y cerró los ojos. Era realmente exquisito, placentero rozar la locura... el goce oscilaba desde su bajo vientre, y volvía con todo su esplendor en cuanto movía sus caderas. Él también gimió, y continuó moviéndola.
-Oh...te deseo tanto, Julia.
Bruno no podía creer que aquello estuviera sucediendo. No era una necesidad biológica de tener sexo, no. Era un deseo irracional que solo llevaba su nombre, su pelo, su piel, y sus ojos color miel. Ella gritaba con más fuerza.
-Acaba...
-¡Ah! - Bruno la agarró de los pelos, sosteniendo su cabeza.
-Abre los ojos, Fleming.- ella le hizo caso, tenía las pupilas dilatadas y gemía cada vez más fuerte.
-Oh...Bruno...-él lamió sus labios, sin cerrar los ojos. Julia emitió un suspiro y llegó al orgasmo.
-Vamos al cuarto - dijo él.
Desgraciadamente, el timbre sonó y oyeron pasos en las escaleras... Julia volvió a su lugar y se acomodó el pelo, nerviosa.
-¡Llegó la comida! - anunció Blas y le fue a abrir, sin mirar a sus padres- Hola, que bueno que llegó rápido porque estoy desnutrido - el chico del delivery rió - ¡Bruno necesito dinero!- él continuaba en el sillón mirando la pared, aturdido, sin digerir la suspensión de aquel acto exquisito. Julia estaba más o menos igual.
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La esperanza debida (Finalizada)
RomanceUn juego adolescente termina en un forzado matrimonio que dura muy poco. Dieciocho años después, Julia y Bruno se ven obligados a olvidar sus diferencias para hacerle saber a dos personas especiales que la esperanza es lo último que se pierde. (Fina...